viernes, 26 de diciembre de 2014

And you are... ?


Cae la noche, una calma aparente parece cubrir como un líquido gelatinoso el tiempo, pero no es sino un mero espejismo que se diluye cuando una confesión antes de tiempo te descubre como objeto a juicio, ante un tribunal improvisado de ejemplos vivientes de moral elevada.
Y así de forma gratuíta, casi como regalo de Navidad improvisado, te encuentras con que hay quienes se creen con potestad para tomarse la libertad de utilizar a su antojo tus propios pensamientos. Más tonta fui yo por no saber verlo venir, eso por descontado, pues parece ser que no aprendo y aun tiendo a creer que ciertos individuos, por llamarlos de algún modo, tienen un fondo que ni ellos mismos han descubierto aun.
Pero no. Ni fondo ni nobleza, ni siquiera discreción, respeto o madurez, por no mencionar su nula empatía y ya la inteligencia casi que es mejor ni mencionarla, pues es tan intensa la ausencia de la misma que parece casi un insulto hacia la raza humana la subsistencia de según que seres.
Una pena resulta darse cuenta de que lejos de querer ayudar lo que han buscado ha sido meramente herir, y que ni siquiera han sabido elegir motivos de peso para llevar a cabo su idea pues en su escaso uso de capacidad neuronal han ido a someter a crítica situaciones que poco o nada tenían que ver con sus intereses. Lo cual ya no sé si me resulta triste, cómico o sencillamente patético.
No obstante, alzo mi copa ya vacía y brindo por ellos. Por aquel que no hace nunca uso de las palabras con intención de resultar incisivo, mezquino o hiriente. Por ese otro que convierte el malaje andaluz en mera leyenda. Por el tercero; ejemplo electo de desinterés, bondad y sobre todo inteligencia. Por el siguiente cuya valentía, arrojo, coraje y pundonor le preceden y sonadas son sus hazañas por defender a aquel en quien cree. Cuan afortunados somos los demás de poder contar con su presencia a nuestro alrededor.Bueno, en realidad, por suerte yo me he librado al fin.
Que quede como moraleja del cuento aquello de ver, oír y callar.












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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


martes, 2 de diciembre de 2014

Das brillo a la luz


Conversaciones perdidas entre cubos de hielo a medio derretir en una copa que no mucho tiempo atrás mezcló vino, limón y compañía. Instantes que traen consigo pensamientos del pasado y recuerdos que han quedado grabados.
Atrás queda en el tiempo aunque parece aun reciente en la memoria, aquel instante casual en el que caí cual carga inesperada entre un reading con más de dibujo que de letra impresa. Atrás queda aquel fogonazo de luz que inundó de un calor inesperado aquel corazón tan sólo con aparecer en aquella ventana, con los pulgares alzados y la curiosidad reflejada en sus facciones, dispuesto a convertir en el caos más dulce aquel nuevo reto que se alzaba ante ella. Como atrás queda también aquel inesperado mensaje de bienvenida que supo dibujar una sonrisa que quedó oculta más allá de fórmulas de mera cordialidad.
Recuerdos que emergen cuando la sed queda saciada, entre ruido y platos sucios. Recuerdos que encienden ese brillo que escapa de él sin llegar a perderse nunca.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura