lunes, 21 de septiembre de 2009

Absurda cenicienta perdida en un cuento real


Cada noche, cuando me acuesto, pienso y me doy cuenta de que con frecuencia escapas de entre la niebla de mis recuerdos y te apareces en mi mente incluso sin ser llamado. Como la sombra de un quizás, un dibujo sin color, mi canción sin melodía.

Tu rostro escapa a mi memoria; no sabría dibujarlo, ni siquiera imaginarlo. Pero los recuerdos son aun tan claros, tan nítidos.
Siguen siendo reales esas dos manos entrelazadas inconscientemente que de pronto se separan al descubrirnos vulnerables y orgullosos. Quizá tú más que yo; tú no haces esas gilipolleces.
Existen aun esos atardeceres sentada en el rincón de la terraza simplemente pensando en el torbellino de Orbit de fresa en el que me sumía al estar contigo.
Lo que ya no existe es esa niña que tiene miedo a sostener tu mano, que te mira y sólo espera porque sabe que te acercarás, que sonríe coqueta si reconoces que has pensado en ella... aunque tú nunca piensas en nadie...

Porque la música se apagó, vi tu mirada decidida y el mundo a mi alrededor desapareció. Sonó un beso y yo me perdí en la descarga eléctrica que llenaba mi estómago.


Sigo siendo una Cenicienta con los zapatos llenos de arena.
Sigues siendo un pudo ser que nunca fue.



Ho voglia di te



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