miércoles, 7 de abril de 2010
Y al fin son 500...
Tan sólo tenía once añitos cuando entró, junto a todo su curso, en aquel salón de butacas rojas y olor a improvisada libertad.
Tan sólo eran unos niños, niños que se pelean por estar al lado del mejor de sus mejores amigos, niños dispuestos a presenciar una charla sin mayor relevancia que perderse una clase de conocimiento del medio.
Ante ellos todo un hombre hecho y derecho de apariencia tranquila y ojos chispeantes que veían más allá de babis y uniformes; ojos curiosos que parecían leer cada mente. Los ojos de un escritor.
Y ella, que ni siquiera se había molestado en leerse el libro y que estaba más pendiente de aquel chico, sentado en la fila de atrás, que le tiraba de la coleta para llamar su atención; poco a poco se fue dejando hechizar por las palabras de aquel que, de niño, fue el tartamudo que descubrió la fluidez de las palabras sobre el papel.
"Me prometí a mí mismo que si era capaz de escribir a mano un libro de 500 páginas entonces, algún día, me convertiría en escritor."
Aquella niña, que ya entonces atesoraba en la más bonita de su carpetas su primera historia de seis páginas y un dibujo, se preguntó a sí misma si alguna vez podría escribir algo que llegase a las 500 páginas.
Aquel pensamiento fue fugaz, apenas duró unos breves segundos, pero jamás sucumbió a las nieblas del olvido.
Esa niña, hoy, tiene 21 años. Esa niña, hoy, ha conseguido llegar a las 500 páginas.
Hoy tengo un sueño, el sueño de ser PARA SIEMPRE
Jane Austen-Happy Ending
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