Y de pronto en un instante todo se detiene. Se convierte en un plano en corto por el que si pasa el tiempo apenas eres consciente. Todo desaparece, incluso el color, y sólo queda preguntarse el por qué de que haya podido ocurrir algo así.
Una última mirada que te hace ser consciente de la realidad sin darte apenas cuenta de qué sucede, llanto a su alrededor mientras él duerme.
Negar con la cabeza como si la simple negación pudiese hacer retroceder al tiempo y darle una segunda oportunidad a quién tenía toda la vida por delante.
El corazón se acelera, llora él las lágrimas que no pueden escapar de tus ojos pues la realidad es demasiado desoladora como para expresarla, como para aceptarla, como para entenderla.
Lloras después, cuando te consuela la soledad después de aceptar a regañadientes que nada puede cambiar lo sucedido. Cuando puedes reconciliarte con tu propio sufrimiento ignorando el de los demás.
Un vacío que nada llena, un dolor que no se esfuma sino que se vuelve viejo compañero y el brillo de un recuerdo que reluce más que el oro.
Que duro es perder a un hermano.
Erik & Charles-By your side
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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura
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