16 de febrero...
El día de ese sol que brilla en el oro de dos caídas y nueve levantamientos. Arte que guarda el haz de luz que, como un rayo, surca la visera de su casco acariciando la determinación en sus ojos azules.
31 de sol y luna, gallina vieja de huevos de oro.
El día de una sonrisa que no desea ser comprendida. Que escapa de pronto alzándose con todo el protagonismo. Deslumbrante e inesperada; causada por quién, detrás de focos y césped, tan sólo es el hermano que admira, juega y se deja proteger.
16 de febrero, día especialmente común... otro más en una cuenta personal, que acerca esa vela que no quiero soplar.
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