Cómodo sería haber aceptado la realidad que acompaña al presente, estancarse en ella esperando a que el cambio ocurriese por su cuenta. Ser un eterno segundo, siempre en el podio pero siempre a la sombra.
El riesgo está en dibujar tu propio destino a golpe de decisiones nuevas, cambios arriesgados y nuevos colores. El rojo no combina con el amarillo de tu estela como tampoco lo hace el gris con mi mundo en colores, pero la decisión de arriesgarte te hizo grande por segunda vez. Haces grande la octava posición.
Cómodo sería rendirse. Nadie te rebate el pasado pues no hay sombra capaz de ocultar nueve soles pero el que es grande no se conforma en agachar la cabeza desde lo alto, la sube y mira más allá buscando un nuevo reto, siempre uno más.
Tienes el valor de aceptar el error y volver atrás sin perder la sonrisa pues no siempre las decisiones que tomamos son las acertadas, hoy acaba tu última aventura es hora de ponerle punto y final, pasar página y empezar a escribir un nuevo reto. Tan sólo tú sabes cual será, qué ambicionas y a qué aspiras, a los demás sólo nos queda sonreír.
El rojo se torna azul de nuevo, un azul valiente, un azul guerrero. No te apagues nunca, Valentino.
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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura
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