miércoles, 19 de diciembre de 2012
Helsinki, décimo sexta semana
Giran ruedas cogiendo velocidad, almas que huyen sin que las detengan, escapando de una ciudad de paso donde el atardecer se pinta del color de los tulipanes. sobre una costa que en el recuerdo es verde y de olas pintadas suaves.
La noche cubre con su manto esas mentes inocentes que, agenas a que una vida está cambiando, tan sólo piensan en que mañana será un día más. Y las estrellas las surca un avión impulsado por el eco del latido de un corazón que a cada centímetro está más cerca del hogar que nunca abandonó.
Todo a su alrededor se vuelven sonrisas ensayadas y elegante proceder enfundado en un uniforme celeste. Silencio sumido en el tecleo de unos dedos bailando, el pasar de la página de un libro, la respiración acompasada de quién se entrega al sueño después de un largo viaje. Jóvenes y adultos vidas completamente distintas que, sin saberlo, se funden entre sí al compartir ese instante.
Pero ella no ve nada a su alrededor, en sus dedos siente ya el tacto rugoso de una barba que empieza a crecer; el calor de una sonrisa familiar, el suave olor que trae una ola de recuerdos a una mente que lleva tres meses dormida. Ella no ve más allá del latido de su corazón y la imaciencia del traqueteo de sus uñas contra el cristal.
Los últimos instantes de espera son siempre los más angustiosos pues son el previo, un cielo negro antes del estallido de fuegos de artificio y su corazón, en ese momento, está ansioso por empezar de nuevo a arder.
Espérame Madrid, estoy en camino.
Una semana menos, vuelvo a casa.
Brooke Davis-Do you ever feel?
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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura
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