Cambian las circunstancias pero no la persona; no cambian las imágenes pero maduran los sentimientos que hacen florecer a medida que se avanza en una historia ya conocida pero con la que siempre es bello reencontrarse.
Una historia que marcó el principio de una juventud envuelta entre corrientes embravecidas; una roca desgastada con el golpe de las olas desde uno y otro costado cuando el cielo era un cúmulo de grises y tormentas. Una historia que vuelve cuando la realidad es una playa en calma bañada por un sol que invita a adentrarse más allá del mar en busca de nuevos mundos.
Los sentimientos maduran pues también lo ha hecho la mirada que se vio reflejada en ese mundo; y aunque el espejo siga ahí ahora el reflejo es otro y las similitudes se encuentran en otros detalles. Ya no hay dibujos pintando paredes en rojo ni música sonando con fuerza. Quizá tampoco haya diseños de moda ni una chica buscándose a sí misma en el brillo de los ojos de otro. Pero sigue ahí el deseo de disfrutar de la música a pesar de saber que cada canción tiene un final.
Recuerdos que van y vuelven, anhelos que renacen de sus cenizas avivando llamas apagadas en el estómago, deseos que se susurran cuando los ojos se cierran y cae el velo del sueño. Todo contenido en una caja azul, en una historia y sus personajes.
Brooke & Lucas-Perfect
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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura
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