lunes, 14 de junio de 2010
El correcto uso de un examen robado en diez cómodos pasos
EXAMEN, esa palabra tabú.
Su mera pronunciación enrarece el ambiente, provoca que un imparable escalofrío recorra la espalda del más confiado, que el más inseguro se frote las manos con nerviosismo, suspiros de cansancio escapan de entre los labios de cada estudiante que se ve contra las cuerdas un año más.
Renacen de pronto pensamientos lastimeros "si me hubiese puesto en serio desde el principio", falsas promesas que nadie cumplirá "el año que viene no me lo dejo para el final" creencias que creíamos perdidas "Dios mío, necesito aprobar"...
Admitámoslo, para todos un examen es un mal trago y tener que estudiar por obligación algo, por más que te interese, no es ameno. Nadie prefiere estar estudiando antes de tirarse en el sofá a ver la tele con el cerebro en modo "stand by".
Por esa razón tener la suerte de encontrar en tu poder una copia del que será el examen al que tendrás que presentarte es, al margen de la opinión ética de cada uno acerca de su utilización, un regalo del destino.
Por eso, lectores, os informaré brevemente de las instrucciones que uno debe seguir si se encuentra en esta situación, poco honrada pero sí francamente fructífera:
En primer lugar no es recomendable basarse única y exclusivamente en el modelo de examen que ha llegado a tus manos, de inteligentes es seguir el consejo de la prudencia, amiga de Pepito Grillo, y darle un repaso al temario. "Por si las moscas".
Segunda consideración a tener en cuenta, de coincidir el examen que en tu poder se encuentra y el que el profesor deja sobre tu mesa con una sonrisilla vengativa tras todo un curso reclamando atención. Es primordial aliarse con la perspicacia y no pecar de altanero, si tu media a lo largo del curso no ha superado el 5, por muy bien que te sepas las respuestas del examen robado, ¡¡disimula!! Comete algún fallo, peca de humildad.
Y tercero, bajo ningún concepto esa copia debe estar a menos de un kilómetro de distancia del aula donde se va a efectuar el examen; sobra decir, pues, que la idea de intentar dar el cambiazo o copiarlo mientras el examinador pasea entre las mesas NO es buena idea.
Atendiendo a todos estos principios universales de la copia estudiantil, queridos ex-profesores míos que seguís formando generación tras generación a todos los chusmeros de este país:
La próxima vez que olvidéis un examen sobre la mesa, examen que caerá en manos de vuestro sagaz alumnado, no olvidéis adjuntar el libro de instrucciones.
A vuestros chicos les falta astucia para caer, por sí mismos, en principios tan escandalosamente evidentes.
Después de tantos años meditando acerca del tema... tras estudiar a las generaciones venideras... por fin me doy cuenta de que no, los altos cargos del gobierno no son especímenes en peligro de extinción.
punto, punto, punto.
OTH-I hope it gives you hell
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