Aunque cueste andar lo importante es no rendirse y seguir, aunque suponga acostarse con dolor de pies pues al final suele merecer la pena. Como merece la pena también hacer lo correcto aunque suponga acostarse con el monedero un poquito más ligero, un grito y un abrazo suelen ser recompensa más que suficiente.
En lo insólito de lo absurdo también hay cosas que merecen la pena, como escudarse tras un recién decubierto orgullo que se enciende ante palabras ponzoñosas teñidas de falsa inocencia para reconciliarse después en un abrazo que surge espontáneo y sale de dentro.
O sentirse repentinamente pequeña a refugio en una camisa blanca de tono burlón, que no me cae bien pero me ha dejado de caer tan mal... al menos por el momento.
Como merece la pena también la complicidad retratada en cinco personas concretas, cada cual importante a su manera. Y el cariño reciente hacia un habla rápida que me descubrió a Carlos Baute como vecino...
Aunque para insólito absurdo un reencuentro duplicado con un septiembre que parece no acabar... ¡qué ironía!
Gracias "yin", por ese gran nuevo recuerdo atesorado
Blair & Serena-Smile
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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura
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