viernes, 9 de marzo de 2012

Como un día como otro cualquiera trastoca por entero una anónima realidad


Te escribo hoy desde aquí, desde una vida completamente distinta a aquella que solía ser, desde una realidad que dista mucho de aquel nueve de marzo en el que el destino quiso llevarme a esa habitación con olor a catalán y alquimia.
Hoy no hay batas blancas, ni voces dulces, ni miradas tímidas... hoy, de una manera u otra, sólo estás tú.
Gracias por aparecer en mi vida entonces, por trastocar todo mi mundo y volver a colocar cada cosa en su lugar, por acompañarme siempre desde entonces y llenarme los bolsillos de ganas de volar aun sin levantar los pies del suelo.

No se me olvidan, me debes cuatro divisiones de números enteros.

Te querré siempre, pequeño.

Peter & Jane-Stolen


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