Y de pronto una situación se antoja similar y, a la vez, completamente opuesta.
De nuevo un clásico emerge como protagonista de una jornada deportiva, toda la atención puesta en el verde del césped y las rivalidades sociopolíticas que este despierta. Y de nuevo mi interés dista mucho de centrarse en ese pequeño balón y en la portería en la que este acabe entrando. Poco capta mi atención el color de la camiseta que se alce con el triunfo esta noche... aunque mi corazón es un eterno vikingo que anhela que el resultado sea tan favorable como el de entonces.
De nuevo las lágrimas escapan ante el menor pensamiento, palabras que provocan regueros de lágrimas que dejan escapar en su brillo un poco de esa soledad que se encadena al pecho. Solo cambia una cama cuando entonces fue un peluche quién dio refugio a aquel llanto silencioso.
Pero a la vez aquella situación fue la cara opuesta de la moneda en la que ahora me encuentro. El llanto por lo perdido es lo opuesto al llanto por algo que se va para esperar tu regreso.
El de hoy, de alguna manera, es un llanto orgulloso y alegre pues significa que mi vida sólo tiene sentido si estás tú en ella y pronto lo estarás.
Aquel lejano 22 de Abril una chica escapó calle arriba a la carrera y entre lágrimas. Hoy, 7 de Octubre, esa chica se quedó despidiendo con la mano a una silueta lejana sanando las lágrimas con la sonrisa del corazón.
Tony & Pepper-Proof that Tony Stark has a heart
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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura
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