domingo, 10 de noviembre de 2013

Cambia, vuelve, reafírmate, falla, cree en ti, levántate y corre, sigue siempre corriendo


La victoria parece un cuento olvidado, la lucha real una historia donde los protagonistas son otros, y el cartel de favorito ya no planea sobre su desgarbada figura de duende con chispa. Es como si, de pronto, las viejas mareas poco tuviesen ya que ver con él y su mirada de brillantes ojos azules se perdiese tan solo en el asfalto, en el más allá de cada carretera, dejando su estela pintada en cada trazado a sabiendas de que todos tienen escrita su firma.
Hoy son otros los que se pelean mientras que él, haciendo gala de calma aparente, tan sólo disfruta de ese deporte que le debe el infinito. Tumbando el cuerpo en cada paso por curva esperando sencillamente el siguiente giro; ávido de velocidad, sediento de asfalto.
De pronto todo se vuelve sincero a su alrededor, nadie puede borrar la grandeza que su nombre trae impuesta, mientras él tan solo sonríe y brilla. Cae, se levanta y corre. Y sigue corriendo pues por sus venas corre la velocidad y su corazón no palpita, ruge.

Siempre es un placer vibrar contigo, siempre aprendo viéndote volar. No te apagues nunca.

Gracias por tu luz, Valentino.
































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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura

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