Y de pronto esas cuatro niñas que habían compartido juegos entre cocinitas de colores e infinidad de alimentos de plástico en compañía de muñecos de olor dulzón y vestidos en color pastel...
Las que habían gastado las tardes de su infancia viendo cambiar los columpios del parque mientras se rozaban las rodillas al caer del tobogán, en las manos les salían pequeñas ampollas de trepar, y en los columpios se impulsaban hacia el cielo con una bolsa de caramelos por cien pesetas en la mano...
Aquellas que habían perdido su infancia entre cambios de uniforme, de clase y de compañeros perdiendo en juegos y ganando en sueños, en anécdotas y sonrisas inocentes en una popular calle de Madrid...
Las que pensaban un problema era la indiferencia del chico mayor de turno, el miedo se reflejaba el instante antes de ver la nota en un examen y la inseguridad se limitaba a tener que salir a la pizarra a corregir un ejercicio de matemáticas...
Las mismas que ganaron años olvidando en esquinas innumerables borracheras y sumaron experiencias añadiendo nombres en una lista que ya ni se cuenta...
Las que cogieron un avión con destino a una aventura cada cual a su debido tiempo, cada cual bajo distintas circunstancias...
Quienes se sientan hoy en esos sofás de tapizado en rosa con brillantes de plástico a comer sushi en distintas variedades...
Y hablan de Currículums, experiencia, salidas laborales y procesos de selección; de prácticas en Europa y proyectos arquitectónicos en China, triples titulaciones en Inglaterra, masters en Holanda y becas en departamentos de recursos humanos...
De pronto han crecido, la edad adulta se ajusta a la perfección a su medida y les sienta incluso bien en ese principio de camino hacia un nuevo horizonte; se ha acabado el prólogo, comienza el primer capítulo de su auténtica historia.
Gossip Girl-Living Louder
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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura
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