Madrid vive su semana grande entre las gotas de lluvia que caen del cielo perlando la pradera y su hierba cortada al ras del suelo; aplastada, pringosa y víctima de los devenires de una ciudad que siente en sus calles que, sin importar el modo, está de fiesta.
Una semana que de pronto trae el recuerdo de la que un año atrás fue punto de inflexión en el presente que acolcha mis días. El recuerdo de una situación que se vuelve insostenible y que empaña, desobediente, la rabia de quién tan solo quiere huir.
No siempre es fácil medir la atención, no siempre las conductas saben ir acordes a aquello que opina el corazón y no siempre la sensatez impera cuando la paciencia se agota y el orgullo emerge rugiendo con rabia pues el protagonismo está poco repartido.
No seríamos lo que somos si esa noche San Isidro no hubiese temblado bajo nuestros pies al ritmo de mi mala leche.
Brooke Davis-Wide Awake
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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura
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