La bruma del sueño aun mece con la suavidad de su algodón pensamientos que empiezan a recobrar su habitual claridad. El día comienza de nuevo en tonos de brillante ocre, rojo y naranja cuando aun quedan en la memoria resquicios de la emoción pasada. Y el sol acaricia con su luz tenue emociones recuperadas que se refugian entre el calor de las sábanas.
El paso del tiempo ha hecho mella en ella y la madurez ha revestido sus propias emociones. El entusiasmo deja paso a una solidez de convicciones completamente distinta y, aunque disfrute tanto como entonces, esta vez es de otra manera.
Ya no se deja envolver por una nube de luz y colores bañada por los recuerdos de lo vivido, no se deja llevar por el deseo de poseer algo que es ajeno, no se pierde en las notas de viejas melodías buscándose a sí misma. No, esta vez sabe quién es y lo que quiere y aquel mundo de recuerdos sólo aviva sus propios deseos mientras le hace sonreír y soñar.
Ahora quiere crear su propia chispa en un chasquido de dos dedos y darle forma hasta crear un mundo en oros y bronces, con brillos de plata ocultos a la vista del simple. Y, por qué no, otorgarle a su propia llamarada tonalidades de aquel fuego fatuo de rojos vivos; pero sin perderse en la triste e inútil búsqueda para poder atraparlos.
Y aunque la magia siga ahí, a falta de unos diez minutos de cocción de más, la emoción es diferente. Pues la belleza de ese mundo esta en compartirlo y después dejarlo atrás, ya no busca convertir su realidad en un bar; tan sólo disfruta de una copa en él pues más allá de sus puertas hay una realidad aun más viva que el humo de aquel escenario.
Brooke & Julian-Smile
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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura
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