Repican al compás

Sur entre arena, viento y sal. Las olas se pierden en el horizonte en un mar perdido entre dunas de arena y conchas. Apenas se recuerda el sueño y esa fecha se pierde mientras el viento baila entre rizos negros.
Espíritu que ha crecido dejando a la sombra imaginaciones que solo quedan en un documento de word.
Por última vez mi espacio dedicado a él... homenaje al tiempo que nos hace crecer.

Lucas & Peyton-Shattered words

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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura

Y buscar de nuevo su mirada

Truena el cielo en la noche salpicada por la melodía de pequeñas gotas sobre el asfalto. La ciudad se pinta de azules y en el reflejo de las luces de los coches se refleja una realidad que hace suspirar el corazón de cualquier cofrade. Sobre los charcos vibran infinidad de lágrimas que caen del cielo cuando al umbral se acerca, levantada por cientos de emociones, la señora de Valladolid.
No cruza el umbral, su rostro se mece a oscuras con su rostro sereno y su mirada perdida entre gotas de lluvia, mientras el pueblo le canta y las voces se funden con promesas, pensamientos y ruegos que escapan de cada corazón como las gotas de agua lo hacen de las nubes.
Ella les escucha y en su mirada se encuentran las fuerzas para seguir siempre adelante a pesar de la penumbra.

Dulce madre, que especial es volver a verte cada año.










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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura

Mulan

A veces no es fácil descubrir el modo de mantener el equilibrio entre lo bueno y lo malo, lo deseado y lo impuesto, lo esperado y lo inesperado, lo manejable y lo complejo.
Luz y oscuridad son partes inseparables de una misma esencia capaces de definirse la una a la otra y un fundido en negro si alguna de las dos pereciese en esa lucha de eternas tablas.
Ese equilibrio es la base de toda posibilidad, el verdadero arte reside en saber mantenerlo.

Tú eres mi luz, mi oscuridad, tu eres mi equilibrio y mi paz

Mulan-Farytales










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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura

"Lidiando" con la irrealidad

Adornar una fachada con motivos barrocos que engalanen con sus formas irregulares dando apariencia de elegante principado y descubrir después que el interior se encuentra sumido en el caos sin sentido de un sinfín de incoherencias y permisos nunca merecidos que golpean sin derecho a quién menos ruido crea. Se abren las puertas y los gritos de aquellos gigantes de voz de corazón diminuto hacen temblar los pilares de un castillo sostenido por ladrillo en decadencia, ganan por cansancio porque imposible resulta hacerles ver más allá de su propio orgullo inflado.
Al final todo es apariencia, la misma que obliga a la ilusión a renegar de sus sueños y a la memoria a ocultar sus recuerdos pues cuando los gigantes hablan te arrebatan hasta la razón.Y el castillo de cristal que en tu mente habías construido se vuelve dolor entre las sombras y un espíritu cansado de luchar.

Vuelve a por mí, no me abandones, acaríciame el brazo a escondidas sin que nadie repare en nosotros.

Brooke & Lucas-I'll be there at the end of the day














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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura

21M *

Cae la lluvia con intensidad más allá de las ventanas pintando el día con su cortina de un gris plomizo que poco lugar deja a los pensamientos bonitos. El humor se nubla con el cielo y deja entrar a la desesperanza con cierta facilidad. No hay más luz que la que regalan los distintos fluorescentes que bañan el techo en blanco y el mundo se envuelve en ese color sin vida en un ambiente que de golpe rechaza.
Pero de pronto algo desentona en aquel lugar de impaciencia bañada en aparente fortaleza cuando para una bata blanca que baila con prisa ese pasillo se vuelve eterno. Camina con prisa, buscando una sala en concreto, a un alumno en concreto. Y las emociones que siente le recuerdan a instantes pasados cuando de pronto se detiene su mirada en ese banco improvisado en el alfeizar de una ventana frente al teatro del hospital.

Fuera llueve y el frío es intenso pero en esos segundos contados con los dedos su corazón irradia más calor que el sol.

Por un instante fue como volver a tenerte.

Polseres Vermelles temporada 2

Un nuevo renacer

Se enciende la traca y un ruido ensordecedor hace vibrar el adoquinado de una ciudad atenta, impaciente, ardiendo en las llamas más intensas. El cielo se baña en rojo y ceniza cubriendo con su manto una ciudad viva.
Las llamas rugen, una fiera que se alza buscando arañar de la noche su mágico duende. Que baila al son de los pensamientos de aquellos que se pierden en su crepitar de colores ardientes. Miradas que brillan en cientos de recuerdos añejos convertidos en polvo y ceniza mientras una ola de calor acaricia el rostro y enciende nuevas promesas, las de mañanas mejores y nuevos colores.

Una pareja se abraza bajo chispas de luces, juegos de pirotecnia que juegan a ganarle el protagonismo a las estrellas. Y tras ellos un monumento se consume pasto de un fuego ardiente, llamas que hacen arder recuerdos escritos en tinta ilegible, en paz por fin con todo su pasado y teniendo ante ellos un nuevo futuro por el que caminar siempre de la mano.
Ese sueño que guarde del fuego el año pasado ha florecido convertido en una realidad viva y más intensa que los ocres y rojos del fuego que ya se extingue.


Brooke & Lucas-Gotta be somebody










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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura

Caminos que de pronto se acercan de nuevo

Y de pronto mañana sin planearlo ni esperarlo, sin saber realmente si alguien llega a desearlo o si es mero protocolo en honor de un pasado que parecen recuerdos de otra persona, tres caminos se reencontraran de nuevo.
Poco queda ya de esas tres niñas que aprendieron, entre golpes y abrazos, a cuidar de sí mismas mientras se mantenían en precario equilibrio entre la realidad y el sueño. Ya no son niñas y sus realidades entonces son bien distintas.

El tiempo pasa y aquellas horas pasadas soñando con un futuro entre focos, luces, atrezzo y máscaras le parece un mundo atrapado en una pequeña bola de cristal donde aun cae la nieve. Tan mágico como irreal. Ella vive ahora de sueños más realistas que tiempo atrás olvidaron a grandes promesas del balón, que se centran en crear un mundo sostenido entre el latido de un corazón cuando esa sonrisa se intuye a lo lejos, el brillo de una estrella que le empuja a vivir y la promesa de pintar años de estudio en tonos de realidad.

Cambian las estaciones, el frío del invierno queda atrapado en viejas fotografías de abrigos y gorros para dar paso un año más a un verano que se deja intuir aun tímido en el hormigueo de un brazo cuando un tenue rayo de sol acaricia con suavidad la piel. Y ella guarda instantáneas de tiempos remotos en un álbum ya gastado mientras construye su realidad a golpes entre sólido hormigón. Crecer es lo que tiene, las alas a la espalda van perdiendo de a poco las plumas quedando tan sólo el recuerdo de la caricia de las nubes en la piel.

El reloj le gana la batalla a cada promesa de un futuro y aquellos días que apenas podíamos más que imaginar se convierten en adoquines bajo nuestros pies. Quizá demasiado distintos aquellos que soñamos pisar entonces, quizá demasiado similares a los de antaño. Vidas que parecen estancadas siempre a la espera de que la llama se encienda y la realidad estalle en fuegos nuevos, un bucle que se queda anclado en sí mismo girando a contracorriente pues también hay niños que temen crecer.

Un lienzo que de pronto se desempolva preguntándose cual será entonces el color del que se pintarán sus hebras. ¿Cuánto puede cambiar el tiempo?


Brooke & Peyton-The special two










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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura

Nunca supe renunciar a ti

Cubre la oscuridad por completo los recuerdos de una tarde difuminada por el suave calor de una incipiente primavera que se hace notar antes de lo esperado y la espuma congelada de una jarra de cerveza fría. No resuenan en el ambiente los ecos de un partido de fútbol que quedó en un murmullo de verdes sin el gol que ella esperaba. El tiempo se detiene en el reflejo de un rostro en un espejo cuando una mano se posa en una suave caricia sobre la madera irregular de una mesa que ha vivido más vivencias de las que sus muescas son capaces incluso de contar y un corazón marca cada segundo con el latido sostenido de su ilusión.
El aire guarda aroma a despedidas y palabras que ni los labios quieren pronunciar ni los oídos tienen valor para comprenderlas porque esas dos manos que entonces no se tocan no se saben separar.

Esos ojos que la miran guardando en su interior un mundo de decisiones que ella desconoce brillan de pronto al encontrarse con los suyos. Una súplica hondea a su alrededor en la silenciosa oscuridad de aquel portal enmoquetado, una súplica carente de necesidad pues esos miedos que se refejan en el rostro de aquel niño asustado que por un momento ha perdido la máscara no tienen razón de ser. Le pide que no se aleje, que no le haga renunciar a ella, se muestra egoísta e infantil, incapaz de ver que su petición exige una responsabilidad a la que no sabe hacer frente. Y ella, corazón inocente apenas herido, se anuda con la fuerza  de una promesa deshilachada a su muñeca derecha.

Brilla el reflejo de los faros de un coche en el espejo y la estancia se llena de una luz tenue, un fugaz instante de luz dorada en el que se funde un te quiero que escapa en compañía de una mirada tímida y un encogimiento de hombros. El primero que ese corazón escucha, el primero que su corazón pronuncia, el único que vibra aun cada vez que ella baja los escalones de su portal y distraída acaricia la madera vieja de aquella gastada mesa.

Jack & Rose-Never let me go










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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura

Alfombra en blancos tejida bajo sus pies

Camina despacio, cubierta por la suave caricia de un cielo despejado donde la contaminación apenas deja brillar contadas estrellas que asoman con timidez entre el mar de edificios, silenciosos gigantes que guardan las calles y sus secretos. Se refugia del aire cortante y frío tras el cuello alzado de su abrigo mientras sus pasos siguen su camino avanzando despacio, con calma y sin detenerse.
No anda deprisa, nadie espera más allá de esas calles, no tiene prisa por llegar ni el segundero del reloj corre hacia delante en su contra, el tiempo es por completo suyo como suya es la música que la envuelve en su burbuja de pensamientos tranquilos y melodías suaves.

Es entonces cuando a sus pies se arremolinan cientos de pétalos de color desvaído, arrebatado por la envidiosa luz del sol, se cuelan en los surcos de la acera formando una alfombra que evoca cientos de recuerdos. Alza la mirada y allí, tras las verjas de una clínica, las ve. Cientos de pequeñas flores que anuncian la llegada de una nueva primavera, de un cambio, de un sol más brillante y un calor más amable que ese frío dictatorial. Y su mirada se pierde entre ellas hasta detenerse en una en concreto que se ha quedado sola sin ninguna otra que la rodee, el viento la agita y sus pétalos vibran deseosos de echar a volar pero sin la suficiente fuerza aun. Ella sonríe, sabe que esa pequeña florecilla antes o después echará a volar con el viento como tantas otras antes que ella, bañando Madrid con sus pétalos y dando paso a las lluvias de impaciencia de un abril que anhela volverse mayo.

Sigue su camino sonriendo cuando notas se unen entre sí dando forma a una canción que conoce bien, aquella que sabe exactamente cuándo sonar. Se va pensando que tan sólo existe una flor que ya no vuela... tan sólo existe una flor que hará un año encontró un lugar al que pertenecer a cobijo sobre el flequillo de un pequeño erizo.


Prince Charming & Snow White-We found love










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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura

En tonalidades roja, gualda y azul boli BIC

Un banco de piedra gris improvisado en el saliente de una boca de metro le sonríe al sol que después de mucho tiempo al fin se ha dignado a salir. Su superficie fría se mantiene eternamente joven, rejuvenecida en cada vivencia en él guardada de jóvenes que se pierden en un mundo de libertad, apuntes y noches que se dejan olvidadas en vasos de plástico vertidos sobre el asfalto cuesta abajo hacia el campus.

Un banco que fue en su día acogió la sombra de un abrazo provocado por una larga travesía en metro a corazón abierto, el único resquicio de pureza en un juego de a dos donde tan sólo jugaba uno. Que fue testigo de un cariñoso saludo que levantó los pies del suelo a un espíritu con más rebujito de la cuenta y una gran sonrisa dibujada en las mejillas. De una espera con la emoción a duras penas contenida bajo la marquesina de un autobús en la dirección opuesta cuando el sol acariciaba la piel con su calor reconfortante. Y de un corazón que se protege tras una carpeta en colores nuevos de las palabras que portan la más dolorosa de las decisiones cuando la noche fría y cerrada del invierno atrapa con su gélida mano esperanzas y sueños que se habían creído con fuerza para alzar el vuelo.

Pequeñas florecillas han conseguido florecer en las pobres ramas de un almendro recién tallado y desde su soledad le dedican a aquel banco un mirada cariñosa. El semáforo cambia a verde y una chica antes de cruzar suspira cuando los recuerdos roban un instante de su atención, luego cruza de nuevo al presente al otro lado de la acera bajando la cuesta que se precipita hacia el tedio, el cansancio y la incoherencia disfrazadas de edificio en crudos progresistas. Su mente está inquieta, anhela sentir de nuevo el hormigueo en las manos cuando la mirada se pierde más allá de un cielo bañado de estrellas, quiere volver a enloquecer y nadar entre ideas escritas en prosa. Y su corazón le extraña a cada latido al son de la música que retumba en sus oídos.


Brooke Davis-Thinking out loud










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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura

Make it count

Un mundo monócromo, sin color ni vida que buscaba con desesperación un cambio, un punto de inflexión que marcase la diferencia con el juego de luces y sombras al que llevaba tiempo acostumbrada. Un corazón cansado de pasar de mano en mano sin ser capaz de escribir un sólo nombre en la superficie tersa de su mar de secretos.
Una realidad que se debatía entre el latir del sueño y el deseo mezclados por el vaivén de las olas del viento de invierno. Un viento que traería olores fríos y repiqueteo de gotas de lluvia pero que en ese preciso instante sólo despertó ante los ojos de un niño somnoliento cientos de pequeñas flores deseosas de poder volar en busca de otra primavera.
Un instante de luces cálidas y mejillas frías, de rostros que improvisan los pasos de una coreografía sin ensayar, un baile que sabe a promesas de un futuro que tan sólo se entrega y apenas exige.
Se cierran los ojos y la luna brilla entera en lo alto del cielo, testigo mudo de una sonrisa que sale del estómago y salta evitando los cortes en el adoquinado viejo de una ciudad sin nombre.

Parece mentira que haya pasado un año desde entonces, un año del salto al vacío entre las olas de un juego de mus para tres, una mano imposible de ganar.

You jump, I jump, right?










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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura