Su empieza a cumplir por fin ese anhelo que guardo en el corazón desde hace tantos años que ni siquiera soy capaz de llevar la cuenta.
En el recuerdo quedan esos viajes por la solitaria y vacía estepa castellana, a refugio en el Ford Sierra blanco con más batallas sobre el capó de las que se puedan contar, donde mi abuela me contaba historias sobre esa Virgen a la que ella acompañaba cada Semana Santa. Nuestro destino siempre eran los altos picos del Pirineo Aragonés, donde la nieve esponjosa esperaba con paciencia a ser surcada por unos esquís de canto gastado, pero quedaba siempre ese regustillo de cierta impaciencia por que llegase el día de poder descubrir aquello de lo que tanto me hablaba mi abuela.
Hoy mi abuela ya no está, no es más que un vivo recuerdo en mi memoria y en esa mirada que me recibe cada Martes Santo. Hoy es el primer día de un sueño que parece que se empieza a cumplir en las medidas de un metro surcando mi espalda de hombro a hombro.
Valladolid espera a hora y media en tren, en Madrid la lluvia cae sin tregua, no haciendo sino avivar aun más el deseo por escapar.
El Martes Santo espera, este año sí.
OUAT-Wide Awake
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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura
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