miércoles, 25 de diciembre de 2013

Nieve


Un mes más suma en la cuenta aunque ni siquiera le hayamos prestado atención. No obstante no es nada por lo que haya que preocuparse pues sigue vivo en mi memoria la mañana del día anterior entre mantas en el sofá, con más ilusión que habilidad, rompiendo envoltorios de grandes sorpresas.

No puedo describir con palabras la explosión de sentimientos dispares al encontrarme con ese gran libro de cubiertas verde con un duendecillo siempre joven pintado en ellas. Por todo lo que significa ese personaje para mí. Por el pasado que trae siempre consigo, ecos de mi niñez. Por el futuro que promete, las ansias por crear algo tan perdurable en el tiempo, una metáfora tan sumamente rica en matices que hace del tiempo y la muerte elementos sencillos de aceptar. Por la dulzura con la que me recuerda a mi propio duende que nunca más creció, sino que permaneció siendo un niño para siempre. Por todo lo que has guardado en un paquete bien envuelto para regalármelo con la ternura que tienes en todo lo que haces conmigo o para mí.

Si Peter fue mágico tú lo eres aun más. Gracias por hacerme volar día a día sin necesidad de polvos de hada. Gracias por dejarme ser la persona con la que compartes cada instante.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


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