jueves, 30 de enero de 2014

Despega


Madrid apenas despierta cuando el motor de un avión ronronea mientras sus ruedas se deslizan por un asfalto humedecido por el rocío de la mañana. Rugen las hélices y el gran gigante emprende el vuelo cruzando el firmamento encapotado y oscuro de una ciudad que remolonea en sueños sin querer despertar. Despegan del suelo los nervios y el deseo de pisar ese suelo que de tan anhelado resulta idílico, por delante dos horas de vuelo, tres días de viaje, y cientos de minutos en tu compañía al amparo de ese viejo reloj cuyas manecillas son protagonistas de incontables escenas, poderosas y presumidas como una mujer que se sabe deseada.
Londres espera cuando aun ni ha amanecido, qué mejor manera de despedir a un primer mes agonizante y darle la bienvenida a febrero que llega pisando fuerte.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura



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