domingo, 2 de febrero de 2014

Aterriza


Regresar a la realidad después de tres días pasados en un lienzo de colores distintos donde el rojo predomina en fondos gris nuboso resulta, cuanto menos, monócromo. De pronto hasta el azul de los autobuses se antoja insultante por su falta de personalidad y carácter, la ciudad se vuelve ruidosa, el hogar desangelado, y entre silencios te descubres deseando poder vivir por un instante en tus recuerdos.
Lo cierto es que, al final, te das cuenta de que no hay tanta diferencia entre ambas ciudades y que frente al rojo que carece ciertamente de protagonismo brilla por doquier la luz del sol en un cielo claro... o al menos así debería ser, si no fuese porque hasta la atmósfera se atrinchera en mi contra trayendo consigo añoranza.
No obstante ojalá el reloj de arena pudiese caer hacia atrás, devolverme de nuevo a ese instante caduco en el tiempo donde todo era un mundo nuevo por descubrir y fotografiar.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


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