domingo, 22 de septiembre de 2013
Hormigueo en los dedos, fuego de creación
Una vez, tiempo atrás, un autor aseveró que un escritor, para dar forma a una historia, ha de enamorarse de sus propios personajes.
Ignoro si sea esa o no la fórmula para que un libro envuelva su portada con la burbuja de la fama y el éxito, lo que sí sé es que es la única manera de crear en su interior una realidad lo suficientemente rica como para arañar el corazón de aquel que realmente quiera adentrarse en cada palabra enlazada.
No hay sensación más viva que sentir como en la mente aquella realidad va tomando forma sin apenas esfuerzo, cosiéndose a puntadas certeras aunque, en ocasiones, haya que retocar algún remate para dotarla de perfección. Un mundo que de pronto se apodera de ti y atrapa cada pensamiento en escenas que se suceden y personajes que van creciendo desde un esbozo instintivo a una esmerada y detallada obra. Toma forma, nutriéndose de las propias experiencias, descubriendo al artista de un modo que tan sólo las palabras saben hacerlo. Aunando en cientos de caracteres espíritu, mente y corazón, atrapando, enamorándolo, generando en la boca del estómago ese hormigueo que invita a otras creaciones.
Si existe la magia supongo que cada libro trae consigo un poco de ella.
Ian&Wanda-Learning to fall
0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0
Préstame tus fuerzas, dame tu ternura
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario