lunes, 9 de septiembre de 2013

Sopla con fuerza


Y de pronto un día mientras vieja música, compañera fiel de tantos y tantos instantes, llena de calma las paredes gastadas de la habitación los recuerdos se arremolinan alrededor de un álbum de esquinas perdidas y hojas amarillentas, de esas que suenan a añejo al pasar creando esa niebla mágica que funde el pasado con el presente.
Te sientas en el suelo y llenando de caricias cada fotografía vas pasando página a página dejando que recuerdos ajados formen las baldosas grises de aquel camino al que cantaba Amaral arrancando notas a una guitarra. Recuerdos de un pasado que descubres empujándote para seguir siempre adelante, sin cesar en la búsqueda de quién puedes llegar a ser.
Y sientes aun como propios los sueños que hacían vibrar a aquella niña, sombra de un pasado que no siempre es tan lejano. Deseos que sobre el papel se volvían realidad en la imaginación de dos amigas que a pesar del tiempo compartirán siempre un cuaderno en rojo lleno de ideas tachadas, reescritas, cumplidas y aceptadas a regañadientes; a veces hasta la imaginación debe escuchar los consejos de la sensatez.
La música vuelve y al cerrar los ojos sientes como una sonrisa se escapa y asoma a tu rostro sin ser llamada, la sonrisa que se dibuja siempre cuando se acomoda sobre una butaca en rojo, cosiéndose en hilo dorado a las tablas de un escenario.
Allí, sobre ese escenario sin decorado, estarán siempre las niñas que solíamos ser; aquellas que sabían jugar con la realidad y la ficción para crear más de cien recuerdos y la luz de cada carcajada en una conversación telefónica a orillas del mar. Ya sabes lo sencillo que es reír, solo hace falta cambiar el orden de los títulos.
Allí, compartiendo risas, sueños y un helado a la luz de un farolillo amarillo sobre esa mesa llena de muescas, estarán esperando siempre que necesites de su empuje, su fuerza y su brillo. Porque lo que somos hoy será siempre gracias a ellas.

Cierra los ojos, recuerda todo cuanto hemos vivido, sopla las velas y vuelvelos a abrir. Detrás te acompaña quién has sido; delante espera quién serás. Y al lado si me dejas te acompaño porque todos, incluso los futbolistas, necesitamos un "Siempre Para".
Recuerda, sopla las velas con fuerza, y sigue escribiendo tu propia historia al ritmo que te marque el corazón.


Brooke & Peyton-Collide

(Para todo lo demás... ¿espinacas?)









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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura



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