jueves, 27 de febrero de 2014

Bienvenida a los 25


Llegaron los 24 entre la compañía de los que nunca faltan, de aquellas que saben estar aun incluso en la distancia sacando de ti la mejor y más improvisada de las sonrisas, esas en las que se arruga la nariz y los ojos se vuelven una fina linea. Y llegaron dispuestos a dejar patente que la vida es transición y cambio hacia otra realidad y que para ello hay que saber superar innumerables decepciones.

Ha sido un año para caminar sola, aun a pesar de contar siempre con la sonrisa de esos ojos que me buscan en cualquier instante, siempre cogido de mi mano y haciendo latir mi corazón un poco más rápido. Para poner punto y final a esa historia entre apuntes y bolígrafos de colores, proyectos, trabajos que encienden los nervios y mañanas en el hospital que engrandecen el alma. Para cruzar la meta, siempre siendo la última de la fila, de esa segunda y última carrera de mi juventud.

Para enfrentarme en soledad a caminos divididos y a la sensación de ser siempre insuficiente. Gente que decide que no te sigue necesitando a su lado pues tu realidad es otra y no es compatible. Realidades que ni siquiera te aceptan pues siempre te falta ese algo más que de un instante para otro se vuelve imprescindible, esta vez fue el inglés.

Y para reafirmarme en mi convicción de que mi mundo está entre páginas de libros y jóvenes adolescentes, pues a pesar de lo que murmuran sobre ellos, en su egoísmo son más puros que el más generoso de los adultos pues su interés no es oculto y resulta sencillo de entender mientras que los adultos nos jactamos de esconder intenciones entre máscaras de políticamente correctos.

Y llegan los 25 y parecen más de lo mismo, silencio y soledad. Pero no obstante parece haber algo distinto, algo que no había antes. Los que están siempre permanecen, y esperan con palillos en la mano a que el sushi esté servido, otras en la distancia se sirven de los medios para llenarte el despertar con una sonrisa, y en su mano izquierda descansa un anillo de determinación. Los 24 fueron transición y cambio, los 25 serán destino pues no por nada se les llama el cuarto de siglo. Mi vida me espera y tengo que empezar a vivirla.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


martes, 25 de febrero de 2014

Noche


El día se torna una carrera frenética a causa de una visita tiempo atrás anunciada. Los próximos días el tiempo se volverá una subasta en la que el mejor postor es quién se lleva el cuantioso lote y hoy que se supone que la fecha aun guarda una chispa de algo especial, o eso es lo que aun me esfuerzo en creer aun a pesar de sentir que para que sea recordada debe acabar en cinco, el deseo de compartir se torna olvido entre polvo y manchas de grasa por limpiar.
Supongo que sencillamente hay cosas que son más importantes que salvar una cerveza y un brindis cuando se cumplen 21 meses desde aquel inesperado te quiero. Supongo que adecentar la casa para recibir a sus padres es una de esas cosas. Supongo que habrá que esperar a marzo.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


jueves, 20 de febrero de 2014

32M *


Los recuerdos que uno guarda, las vivencias que uno acumula, las decisiones que son tomadas en momentos de sencilla claridad, los instantes de gozo por un acierto y el arrepentimiento por el error; en definitiva, los pasos que vamos dando a medida que tras nuestros pies el camino se va alargando, es lo que define la clase de persona en la que nos vamos a convertir.
Mi mundo se acerca al tan temido cuarto de siglo, de pronto cada proyecto de futuro que antaño parecía un plan tan lejano como el tiempo y por tanto tan irreal como él, se vuelve más próximo y palpable. El camino se vuelve abrupto, una subida donde uno mismo ha de ganarse su lugar, y en ese sendero a mi espalda me acompaña aquello que hasta la fecha he vivido y que me ha hecho ser quien soy.
Tú eres, sin duda, la parte más viva y brillante de todo cuanto recuerde. Eres aquel recuerdo que desempolvo y refresco a la menor oportunidad queriendo compartir mi suerte con el mundo. Mi cubo de colores sobre la estantería al dormir, mi objeto más valioso y mi recuerdo más preciado.
Soy quién soy gracias a la suerte que tuve al conocerte, seguirás siempre conmigo en mis recuerdos.




martes, 18 de febrero de 2014

Cuentos de príncipes, princesas y apuntes al márgen


Supongo que cualquier historia, incluso la más improvisada y que da comienzo de la manera más inverosímil posible, tiene el potencial de convertirse en un conmovedor cuento de antes de dormir de esos que congelan en el rostro más inocente una sonrisa antes de cerrar los ojos y dejarse vencer por el sueño.
De algún modo hasta la historia más desprovista de un buen guión, aun incluso aquella que empieza con un "¿Cama o sofá?" como gran interrogante de la noche y que acaba con un "mi cama es de matrimonio" como gran revelación; aun esa, por esperpéntica que pueda resultar, tiene potencial.
El problema aparece siempre de la mano de las temidas imparidades. Ya lo dijo alguna vez un sabio aquello de que dos se hacían compañía y tres resultaba una multitud. El pasado atormenta en un teléfono móvil que se calienta junto a la oreja y un coche que en la noche de Madrid espera, una conversación que se alarga y una flor que se esconde firman el final agridulce de una anécdota extraña.
Tres triángulos confluyen entonces en una historia que transcurre dando tumbos carente de equilibrio donde el único vértice que sufre es aquel que acepta ser honesto. Y tan sólo queda entonces preguntarse si todo habría sido distinto si el tiempo hubiese decidido detenerse en esa cama de matrimonio.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


domingo, 16 de febrero de 2014

El día con duende


El 14 de febrero se olvida, se desvanece en el tiempo la atmósfera extraña de rojos, rosas y corazones, y da comienzo un día en amarillo del brillo de todo un campeón al que no le queda ya espacio en el firmamento para seguir escribiendo su legado; en el azul de una mirada decidida y siempre joven y hambrienta, deseosa de seguir adelante, deseosa de seguir ganando.
El 16 de febrero es tu día, uno más en tu cuenta personal, ganas en experiencia y en sabiduría; y aun así, lejos de conformarte con el palmarés a tu espalda aprendes de los más jóvenes en tu afán por seguir luchando, por seguir siendo el rey del asfalto.
De ti aprendí que lo que hace grande un oficio no son los títulos, premios y reconocimientos que uno recibe, sino lo que uno se divierte. Mientras haya diversión the show must go on.
Hoy es el día del marciano más grande que la historia del motociclismo mundial haya conocido. Como sol sigue brillando, como luna sigue desafiando.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


sábado, 15 de febrero de 2014

Leones dulces, leones guerreros


Los diamantes que brillan cada noche en el cielo saben que en algún lugar allí a lo lejos, en esa esfera de verde y mar, habitan en un rincón oculto las personas más fáciles de admirar. Pasan sus días entre los árboles de un bosque mágico, soñando con aires nuevos mientras sus pequeños hogares se transforman de cuando en cuando en improvisadas selvas y mundos marinos, luchando armados con pijamas de colores contra pequeños bichitos con la ayuda de defensas anónimas, a veces las de su propia familia, otras veces las que llegan en su auxilio desde lugares tan lejanos como ese país del que llegaron las hamburguesas con patatas fritas.
Héroes sin capa que luchan sin descanso. Príncipes y princesas sin estatua conmemorativa ni retratos en museos que gobiernan sobre su deseo de vivir. Ladrones sin antifaz que sin darte cuenta te roban el corazón y no te lo devuelven jamás. Adultos sin hipoteca y niños sin chupete. Todo ello enredado entre lazadas de cordones dentro de esas pequeñas personitas de cabeza suave y sonrisa siempre puntual y presente.

Hoy es su día, un día en el que el mundo parece ponerse de acuerdo para darse cuenta de que existen, un día en el que son tan protagonistas como cualquier otro. Un día más, un día tan perfecto como otro cualquiera para ponerse bueno. Sois eternos valientes leones.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


viernes, 14 de febrero de 2014

Capricho nocturno, como si de chocolate se tratase


Cae la noche, tiempo concedido al día para ultimar los últimos detalles de cada mañana, el catorce de febrero suena ya a canción trillada, a película gastada y a discurso sobreactuado, pero a todos nos lleva por un instante a escuchar el ritmo de eso que late más allá de las costillas. Y el mío justo ahora, cuando el mundo se queda en silencio y todo parece un poco más sencillo, me pide un instante de simple inocencia.
La chispa inalcanzable de una historia que acaba de comenzar, que aun se alimenta de miradas de soslayo y sonrisas ocultas, vergüenza, emoción, y latidos frenéticos.
Un momento de claridad, una revelación que sin darte cuenta te muestra que aquello que creías estar buscando había estado siempre justo a tu lado, esperando en silencio sin hacer ruido, confiando en que en algún momento sería su oportunidad.
Queriendo en silencio, acariciando a oscuras, protegiendo siempre tras el telón.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


martes, 11 de febrero de 2014

Enfrentamiento de titanes


Disfruto como una niña cuando una historia se escapa más allá de cualquier pantalla o página de papel y me seduce con su juego de gestos sutiles, sencillos y absolutamente geniales.
Supongo que algo tendrá que ver con la envidia, el deseo de emular a aquellos capaces de cerrar entre tapas duras una historia para la posteridad, quienes con un poco de polvo de hadas hacen magia con el relato más sencillo, quienes no guardan para sí sus personajes sino que les dan un paraguas y les permiten volar más allá de la imaginación hacia los bolsillos de nuevos dueños.
Me admira, una llamarada en rojo fuego latiendo y brillando cuando algo logra convencerme y conquistarme. Me llena de envidia reptando en verde, siseante y ponzoñosa.
Yo quiero una cometa que poder volar.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


lunes, 10 de febrero de 2014

Que nada ni nadie silencie nunca tu redoble


Nunca resulta sencillo escribir unas lineas que sirven, de algún modo, para mantener vivo el recuerdo de aquel que me dejó ya tiempo atrás. Los sentimientos cambian y el dolor se atenúa hasta quedar en un sutil repicar apenas audible en el fondo del corazón. Ya no hay heridas sangrantes en cada recuerdo pero sí queda un rostro serio cuya mirada se pierde más allá, mucho más allá, de lo que los ojos alcanzan a ver.
Ya no hay cenas de grandes palabras en platos hondos con reborde adornado; no hay brindis que te obligan a sonreír cuando desearías romper a llorar como un niño en el regazo de su madre, aferrándote con fuerza a un trozo de tela que parece lo único que te salva de perderte en la tristeza; ya no hay llamadas entre apuntes que con voz cortada hacen que sientas como las grietas resquebrajan tu corazón sin pedir permiso ni dar tregua.
Pero aun hay silencio, lo hay desde que las baquetas dejaron de golpear con fuerza y ritmo esa batería que aun hoy sigue sola y olvidada en un rincón, esperando a que él vuelva y juntos poder perderse en golpes y compás. Y lo habrá siempre pues no hay quién pueda volver a pintar las notas que dibujaba su risa y su voz, siempre alegre, siempre lejos de la compasión, siempre buscándole a cada moneda el lado brillante.
Y aun hay recuerdos de instantes añejos que quisiera alcanzar, estirar el brazo y de mi memoria traerlos de vuelta a la realidad si eso significa tenerle de nuevo cerca.
Detenerse un instante, pensar en ti, guardar silencio y ser consciente de lo mucho que te echo de menos. No parece ser gran cosa pero a veces se me antoja un mundo.

Te echo de menos Pablo, sigue brillando sobre ese escenario de nubes.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


viernes, 7 de febrero de 2014

First of all you don't know me. Second of all YOU don't know me.


Si recibiese un sólo céntimo por cada vez que recibo de cabeza a pies una mirada evaluativa a lo largo del día hoy por hoy y a veinte días del cuarto de siglo puedo decir que mi habitación por entero estaría forrada de pequeñas monedas de color cobre en doble revestido y con embellecedor en las esquinas. Es algo habitual, supongo, casi innato e inevitable que fijemos nuestra atención y en un rápido vistazo sepamos si lo que vemos nos resulta o no agradable, como si de un trozo de carne se tratase.
Lo que no es ni medio normal es que de esa evaluación surja una mera crítica burda y superficial y, por descontado, arbitraria que se resume en una frase que destila machismo del grasiento y sucio.

"Con las mujeres uno no debe conformarse"

Me resulta verdaderamente indiferente hacia quién fuese dirigida la frase en cuestión, si mi cuerpo no me engaña me siento incluida dentro de esa amplia categoría que se define vagamente como "mujeres" y que a esta se le añada el criterio del conformismo como si de un trapo de mercadillo se tratase pellizca uno a uno los nervios de mi moral hasta irritarla en profundidad.
Como si se tratase de una subasta en la que pasean las presas por turno a expensas de cual será la mejor puja que las gane, carentes de decisión alguna. Como si nadie hubiese reparado aun en el pequeño detalle de que, al final de la noche, la que tiene que elegir entre conformarse con el baboso de turno o invertir mejor su tiempo en disfrutar de un trozo de pizza es (oh! sorpresa!) la mujer.
Ignoras lo que nos interesa y ni te molestas en absoluto en saber cómo ni quiénes somos; sólo buscas buena disposición y una mente sencilla que no te complique ¿y aun así piensas que eres tú el que elije? Desengáñate, querido, las mujeres no buscamos pardillos que aspiran a ser un capullo, no eres más que el juguete de las que están lo suficientemente desesperadas como para tragar contigo.

Peyton Sawyer-I am titanuim










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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


domingo, 2 de febrero de 2014

Aterriza


Regresar a la realidad después de tres días pasados en un lienzo de colores distintos donde el rojo predomina en fondos gris nuboso resulta, cuanto menos, monócromo. De pronto hasta el azul de los autobuses se antoja insultante por su falta de personalidad y carácter, la ciudad se vuelve ruidosa, el hogar desangelado, y entre silencios te descubres deseando poder vivir por un instante en tus recuerdos.
Lo cierto es que, al final, te das cuenta de que no hay tanta diferencia entre ambas ciudades y que frente al rojo que carece ciertamente de protagonismo brilla por doquier la luz del sol en un cielo claro... o al menos así debería ser, si no fuese porque hasta la atmósfera se atrinchera en mi contra trayendo consigo añoranza.
No obstante ojalá el reloj de arena pudiese caer hacia atrás, devolverme de nuevo a ese instante caduco en el tiempo donde todo era un mundo nuevo por descubrir y fotografiar.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura