Los diamantes que brillan cada noche en el cielo saben que en algún lugar allí a lo lejos, en esa esfera de verde y mar, habitan en un rincón oculto las personas más fáciles de admirar. Pasan sus días entre los árboles de un bosque mágico, soñando con aires nuevos mientras sus pequeños hogares se transforman de cuando en cuando en improvisadas selvas y mundos marinos, luchando armados con pijamas de colores contra pequeños bichitos con la ayuda de defensas anónimas, a veces las de su propia familia, otras veces las que llegan en su auxilio desde lugares tan lejanos como ese país del que llegaron las hamburguesas con patatas fritas.
Héroes sin capa que luchan sin descanso. Príncipes y princesas sin estatua conmemorativa ni retratos en museos que gobiernan sobre su deseo de vivir. Ladrones sin antifaz que sin darte cuenta te roban el corazón y no te lo devuelven jamás. Adultos sin hipoteca y niños sin chupete. Todo ello enredado entre lazadas de cordones dentro de esas pequeñas personitas de cabeza suave y sonrisa siempre puntual y presente.
Hoy es su día, un día en el que el mundo parece ponerse de acuerdo para darse cuenta de que existen, un día en el que son tan protagonistas como cualquier otro. Un día más, un día tan perfecto como otro cualquiera para ponerse bueno. Sois eternos valientes leones.
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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura
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