viernes, 14 de febrero de 2014

Capricho nocturno, como si de chocolate se tratase


Cae la noche, tiempo concedido al día para ultimar los últimos detalles de cada mañana, el catorce de febrero suena ya a canción trillada, a película gastada y a discurso sobreactuado, pero a todos nos lleva por un instante a escuchar el ritmo de eso que late más allá de las costillas. Y el mío justo ahora, cuando el mundo se queda en silencio y todo parece un poco más sencillo, me pide un instante de simple inocencia.
La chispa inalcanzable de una historia que acaba de comenzar, que aun se alimenta de miradas de soslayo y sonrisas ocultas, vergüenza, emoción, y latidos frenéticos.
Un momento de claridad, una revelación que sin darte cuenta te muestra que aquello que creías estar buscando había estado siempre justo a tu lado, esperando en silencio sin hacer ruido, confiando en que en algún momento sería su oportunidad.
Queriendo en silencio, acariciando a oscuras, protegiendo siempre tras el telón.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


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