Nunca resulta sencillo escribir unas lineas que sirven, de algún modo, para mantener vivo el recuerdo de aquel que me dejó ya tiempo atrás. Los sentimientos cambian y el dolor se atenúa hasta quedar en un sutil repicar apenas audible en el fondo del corazón. Ya no hay heridas sangrantes en cada recuerdo pero sí queda un rostro serio cuya mirada se pierde más allá, mucho más allá, de lo que los ojos alcanzan a ver.
Ya no hay cenas de grandes palabras en platos hondos con reborde adornado; no hay brindis que te obligan a sonreír cuando desearías romper a llorar como un niño en el regazo de su madre, aferrándote con fuerza a un trozo de tela que parece lo único que te salva de perderte en la tristeza; ya no hay llamadas entre apuntes que con voz cortada hacen que sientas como las grietas resquebrajan tu corazón sin pedir permiso ni dar tregua.
Pero aun hay silencio, lo hay desde que las baquetas dejaron de golpear con fuerza y ritmo esa batería que aun hoy sigue sola y olvidada en un rincón, esperando a que él vuelva y juntos poder perderse en golpes y compás. Y lo habrá siempre pues no hay quién pueda volver a pintar las notas que dibujaba su risa y su voz, siempre alegre, siempre lejos de la compasión, siempre buscándole a cada moneda el lado brillante.
Y aun hay recuerdos de instantes añejos que quisiera alcanzar, estirar el brazo y de mi memoria traerlos de vuelta a la realidad si eso significa tenerle de nuevo cerca.
Detenerse un instante, pensar en ti, guardar silencio y ser consciente de lo mucho que te echo de menos. No parece ser gran cosa pero a veces se me antoja un mundo.
Te echo de menos Pablo, sigue brillando sobre ese escenario de nubes.
0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0
Préstame tus fuerzas, dame tu ternura
No hay comentarios:
Publicar un comentario