A veces no es fácil recordarte, es imposible traer de vuelta a la memoria los rasgos de tu rostro, apenas permanece el recuerdo del antifaz de pecas alrededor de dos ojos grandes, redondos y cálidos. Aunque te sienta siempre cerca a veces es difícil tenerte presente, guardar un pensamiento durante el día para ti, alguno que no se pierda entre las sábanas antes de dormir. Supongo que es algo que resulta predecible pues la memoria humana es económica y debe hacer hueco para nuevas vivencias que acumular, relaciones interneuronales que establecer y aprendizajes que adquirir. Y aun así cuando todo parece avocado al fracaso y el olvido doy contigo.
A veces es en el rostro de otro niño sin nombre que evoca un recuerdo, otras en la voz dulce de uno de mis animalillos del poblado de las aves que resuena en mi habitación con su risa fresca y sus chistes malos, otras entre mis relatos y cuentos y otras cuando alzo la mirada y veo las seis caras de ese desafío en colores nunca más deshecho.
Sea como sea al final veces siempre al olvido apareciendo de nuevo. Mi pequeña estrella, serás siempre eterno.
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