sábado, 7 de junio de 2014

Yo casi que me quedo bajo mi mantita


Amanece el día entre cielos encapotados y hasta las nubes se antojan amenazantes cuando apenas ha salido aun el sol. Se trata del día perfecto para arrebujarse entre las mantas de la cama y no sentir en todo el día un solo rayo de luz. Y resulta que he de levantarme y enfrentarme a cinco largas horas de exámenes sin pausa que deben medir y establecer el nivel del que puedo presumir en lengua inglesa. ¡¡Y yo lo que quiero es acurrucarme y que me hagan mimitos!!
Por delante me espera un largo y tedioso examen de comprensión lectora en el que contestar preguntas relacionadas con textos que no siempre resultan entretenidos, encajar párrafos en su sitio y relacionar fragmentos con afirmaciones. El plan perfecto para cualquier tarde de verano, cómodo sencillo y de lo más excitante.
Tras esto dará comienzo la prueba más desafiante de todas, hora y media para redactar siguiendo las normas de estructura, coherencia, cohesión y adecuación un texto que responda a las preguntas formuladas en el estilo adecuado. Lo que cualquiera desearía.
A continuación se someterá a juicio la habilidad gramática rellenando huecos, eligiendo palabras en base a colocaciones y semántica y reescribiendo frases con expresiones muy concretas. Todo un lujo para el paladar.
Y de postre por si alguno aun se había quedado con hambre llegará la hora de poner a prueba la habilidad de escucha y comprensión auditiva con conversaciones ambiguas y de lo más tediosos.

Gran plan de sábado por la mañana. Que me dejen seguir durmiendo un ratito más.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


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