miércoles, 16 de julio de 2014

Una vela que se apaga, un deseo que regresa al mar.


Se escucha de fondo el viejo canto de las olas embravecidas golpeando arena en su constante romper, el mar de pronto parece nervioso, como si algo estuviese fuera de su lugar. Risas frescas llegan desde la lejanía acariciadas por los últimos rayos de un sol que carece de fuerzas, que se oculta más allá de las montañas que desdibujan el horizonte.
Y en la arena cálida y tostada por el sol una mano de uñas de colores dibuja una vela a orillas del mar. Una vela que aun no se ha soplado pero que el cielo, con su luna regia observando al mundo, pronto lo hará. Y entonces un deseo será lanzado al viento, el deseo de un ángel joven que ha aprendido a cuidar en la distancia, un deseo que brillará convertido en una nueva estrella de las que brillan en lo alto del cielo.
Un año más esa extinta vela se apaga y mi estrella favorita, esa que es de chocolate, cumple un año más aunque su apariencia en el recuerdo nunca cambie. Hoy el día se llena de ese aura de instante único y especial que vibra en los corazones de aquellos con la suerte de verse atrapados por esa mirada pecosa.

Feliz cumpleaños pequeña tortuguita, que el día brille con tu luz.





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