miércoles, 23 de julio de 2014

Y en mi haber de nuevo los azules más vivos y los verdes más limpios


Aterriza el avión cuando el día apenas ha empezado a despertar. Ese supuesto paraíso de luz y color nos recibe con el cielo encapotado y un manto de fina lluvia que más que limpiar parece empañar el comienzo de unas nuevas vacaciones. Y entonces una duda pues ya no sabe bien si acaba de bajar del avión en tierras canarias o si en realidad lo que ha hecho ha sido cruzar en coche el Negrón para ser recibida por el orbayu que le espera diez días después.
La historia cambia con el paso de los días y la luz vuelve a destellar en la limpia superficie de ese océano que atrapa los colores más bellos que yo me haya encontrado jamás. Sus olas cristalinas son surcadas por cientos de tablas en pos de un nuevo vuelo de cometa que rompa en gotas de agua, sal y adrenalina en su punto más alto antes de volver a caer y seguir su carrera a capricho del viento.
Y los días se suceden en la mejor compañía, aun a pesar de que al cruzar esas puertas renazca el niño que todos llevamos dentro y las quejas se tornen constante habitual en su ser.
Dan comienzo mis segundas vacaciones de este precioso julio cargado de aventuras. Veremos a ver qué es lo que nos depara el destino entre suaves dunas tostadas y verdes y azules cristalinos.












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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


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