jueves, 3 de julio de 2014

Chispas tras la barra de un bar


Perdida entre el tráfico que avanza despistado por entre las calles de un Madrid que siente en la piel la caricia de un nuevo atardecer caer sobre los viejos edificios, estalla de pronto la chispa de una nueva idea. Apenas un pequeño bebé que ni siquiera ha perfilado los más sencillos detalles de quién puede llegar a ser pero que se deja seducir por las promesas de cientos de posibles instantes que se dibujan en una mente que la imaginación ha enamorado.
Es entonces cuando como un fogonazo la llamarada de inspiración te atrapa sin darte tiempo a pestañear si quiera y ese camino a ninguna parte se vuelve clave. Un cúmulo de ideas apenas perfiladas que van tomando forma como en una fuente interminable de archivos que un niño curioso va abriendo sin criterio ni paciencia para descubrirlos del todo.
Es así como la ilusión por un nuevo proyecto anida en la mente y no escapa nunca hasta que deja su lugar al orgullo por el proyecto logrado. Es así como ideas inconexas se entrelazan en una red aun sin un dibujo geométrico claro.
Es entonces cuando tres chicas y un bar tienen sentido, aunque aun no sepa muy bien en qué contexto.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


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