La mentira está permitida, es posible engañar al día a día y esconder en la parte más oscura del último cajón, apilado entre camisetas olvidadas de una adolescencia que parece la historia de otra persona, cada instante que te persigue.
Una película puede desaparecer de la estantería si el protagonista trae consigo pensamientos no esperados y se puede guardar en una carpeta un dibujo y una flor seca. Como también se pueden arrancar páginas de un cuento y se puede lanzar al fuego un libro, ver como arden sus páginas en ese baile cálido y demoledor.
Existe la posibilidad de guardar en una pequeña cajita de cristal cada fotografía en blanco y negro, aquel kleenex con corazones que un día te arrancó una sonrisa sincera y una chapa de Coca-Cola con una inicial en ella escrita.
Como si nunca hubiesen sido escritas puedes romper las páginas de un diario que prometió guardar por siempre cada instante que recibió como regalo de aquel bolígrafo inocente. Y hacer desaparecer después esa canción que un día significó tanto y que entonces trae consigo sólo lágrimas.
El engaño es una realidad, correr e intentar alejarse quemando instantes es posible. Pero no es posible huir de los recuerdos. Crear una muralla de cenizas alrededor del corazón no lo protege, tan sólo lo encierra; para poder avanzar es necesario, primero, reconciliarse con la memoria.
Aceptar que no todos los recuerdos son buenos y guardar a buen recaudo los que sí lo son es la única posibilidad de seguir hacia delante sin necesidad de caminar mirando hacia atrás, hacia el pasado, hacia lo que ya no está. No podemos recuperar el pasado, las cosas no vuelven nunca a ser como fueron; pero se puede recordar con cariño lo que fue y sonreír al ilusionarse de nuevo con otro presente.
Llueve ahí fuera y me recuerda a esa canción cuyas notas ya no suenan nunca en mi habitación, he perdido esa calma que tanta falta me hace día a día. La música acompaña mis pasos por una ciudad que se recupera aun de días de fiesta, y trae consigo recuerdos de otro pasado; la "accidental" sonrisa de una niña que sueña con una realidad que no es suya... unos ojos dorados, un secreto "escondido" que aparece cuando la mente le pregunta al destino por otro nombre, a fin de cuentas Mayo es su mes.
Hoy, como entonces, también llueve. Y, pese a todo, sonrío al pasar por mi portal. Mis pensamientos están en calma, mi corazón también.
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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura
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