lunes, 21 de mayo de 2012

Ventiuno y suman ventitrés



—Canta—susurró terminada la primera frase y la actriz, aunque suave, obedeció.
Como un tenue susurro le confesó a su pequeño público su deseo de ser poeta, de los que se baten en duelo y mueren de amor.
Fue creciendo en confianza en cada nota y su voz aumentó en intensidad muriendo el susurro y, con él, la timidez de una niña. Alzó el rostro y vio, sin esperarlo, la expresión de su pasado. Recordó como esos rasgos angulosos le habían robado el sueño noche tras noche cuando era tan sólo una niña y sólo entonces se dio cuenta de lo poco que quedaba en ellos de quienes fuesen entonces. Después le vio sonreír de nuevo con la timidez de antaño cuando se veía descubierto, el mismo gesto, la misma caída en su mirada; y en su corazón supo que aunque fuesen dos personas completamente distintas les ataba el pasado. Parte el uno del otro. Su tenue confesión se tornó anhelo, el de robar una ciudad y un sueño.
Para Siempre


No importa cuanto cambie el tiempo cada realidad ni la gama de colores que pinte cada instante pues siempre queda guardado para ti ese rincón en mi mente y mi memoria donde habitan los sueños más dulces de una niña con demasiada inocencia.
Serás siempre la caricatura que dibujan mis manos sin pensar, trazos aprendidos de memoria. Y esa sonrisa que se escapa, valiente, cuando alrededor todo es un parque en silencio. Un pasado con billete reservado hacia el futuro.

Gonzalo & Margarita-Down

#23










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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


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