Pasos tranquilos guían tu camino por una ciudad que empieza a oler a terracitas de medianoche y a colegios cerrados. Ante ti se alza de pronto una estatua, aquella estatua que trae consigo ecos de épocas pasadas, oleo y la gloria de un imperio. En una sonrisa quedan atrapados infinidad de recuerdos que sin poder evitarlo se van sucediendo con el paso de adoquines rotos y de color desgastado.
Es entonces cuando descubres que las palabras, si empiezan por P, son peligrosas en un primer encuentro; que manipular los taburetes en un bar es algo más que una llamada de atención y que hay chicos que sólo regalan rosas si la chica merece de verdad la pena.
Descubres que si te atreves a jugar te arriesgas a que alguien juegue mejor que tú y que ser el protagonista de una cena de gala no te libra del enfado que supone no haber ganado. Como descubres también que tras un jersey de Snoopy se encuentra la posibilidad de volver a empezar de nuevo; que no se corona un peon para sustituir una reina perdida; que los efectos del alcohol se vuelven más llevaderos entre dos si hay pizza de por medio y que un portal entre sombras puede arrancar una sonrisa sincera.
Te pierdes entre instantes pasados y de estos aprendes que cuidar a alguien asusta y que el miedo te lleva a buscar juegos sin trascendencia que te vuelven menos perfecta hasta que entre patatas fritas se confiesa algo inesperado.
Aprendes que dar un beso y coger una mano no es algo que se haga por caridad y sin sentimiento; que tu plato de pasta favorito se te puede indigestar cuando en la situación se palpa una tensión aun no resuelta; que escapar más allá del mar es cobardía y que un "no" nunca es determinante cuando te descubres a ti misma imaginando lo inimaginable.
Como aprendes también que no hay mejor felicitación que la que te llega un día antes, no hay mejor regalo que una hoja de papel cargada de recuerdos en una carpeta azul y que el mejor beso es el que nace de la disputa grabada entre lo que sabes que deberías hacer y lo que sabes que quieres hacer; mientras que en situaciones extrañas todo son nervios y un servicio demasiado lento.
Y entre aprendizajes aprendes a tomar decisiones. Decides que hay descubrimientos que merecen la pena ser cuidados y que hay personas por las que el riesgo a equivocarse está justificado. Que no hay mejor manera de hacer eterna una historia que inmortalizarla entre las páginas de un cuento. Y que no hay distancia en metro si alguien te necesita.
Decides que prefieres arriesgarte a perder que conformarte con no jugar aunque la música te diga que abril no es un buen mes; que la entrega no se hace por fascículos, quién se entrega se entrega por entero y que la mejor forma de enfrentarse al dolor es pintando una sonrisa y no volviendo a escuchar aquella canción.
Y al final solo disfrutas de un nuevo mes que empieza, como siempre, lleno de colores nuevos y más luz. Lleno de cosas que descubrir, lecciones por aprender y decisiones correctas que tomar.
Brooke & Julian-One last chance
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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura
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