Se dice del gladiolo que es la flor de la victoria. Leyendas que transporta el tiempo de viejas batallas en circos romanos cuentan que al gladiador que de la lucha salía victorioso se le hacía entrega de dicha flor como símbolo de su victoria en tan encarnizada pugna.
Se tacha un nuevo día en el calendario del 2014 y da comienzo un veinticinco con sabor a impaciencia, sin duda, puesto que suma veintitrés y el veinticuatro se deja sentir ya cada vez más cerca. Pero también con sabor a lucha y triunfo pues en ese lejano veinticinco dos años atrás, cuando la batalla parecía ya del todo perdida, un corazón siguió latiendo y anhelando aquello que sabía suyo.
Hoy lo tiene y lo disfruta a sabiendas de que por nada del mundo lo va a dejar escapar.
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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura
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