Las experiencias que vivimos no son siempre como nos las esperamos, o a veces el problema reside en que cumplen exactamente con lo que esperábamos de ellas y las expectativas no eran buenas en absoluto. Poco a poco nos vamos dando cuenta de que las etapas pasan y se cierran, que lo que hacía unos años era el plan soñado de pronto se antoja terriblemente vacío e insulso pues las vidas cambian, las responsabilidades son otras y; por tanto, la manera de disfrutar es diferente.
Una semana de playa, sexo y alcohol podía antojarse idílico cuando la edad media grupal no superaba los veinte, ahora que el tiempo nos acerca al cuatro de siglo la cosa parece ser bastante distinta pues los planes que nos atraen parecen ser otros.
Al fin está de vuelta, después de su experiencia de seis días de testosterona y litros de alcohol, y aunque la alegría parezca habérsela dejado a orillas del mediterráneo siempre es bonito tenerle de vuelta.
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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura