domingo, 17 de agosto de 2014

Celos y cosas mal hechas


La historia del hombre es un camino siempre embarrado por los celos y las decisiones que se toman siguiendo impulsos sin pensar cuando la emoción se interpone a cualquier ápice de cordura y la búsqueda por lo perdido se torna absurdo.
Perderse nunca es sencillo, hacerle frente a una realidad que de pronto da un giro de 180 grados y se invierte dejándote sola y desorientada asusta y bloquea. Pero aun en su ausencia de sencillez hay que rebuscar entre los escombros para dar con algo de autocontrol, o quizá de autoevaluación. Vamos, que no tiene mucho sentido dibujarle a una oruga alas plateadas a la espalda si no es mariposa y no podrá jamás volar. Al menos no sin una tregua entre capullos.
De nada sirve engalanar las palabras para que el golpe suene bonito si lo que se interpreta al final es que lo que hoy no es podrá ser mañana si se mantiene el esfuerzo. Porque duele, vaya si duele, cuando se rasgan las esperanzas como papel viejo y el "hoy no pero quizá mañana" se torna un auténtico "tú no, quizá con él". No era una cuestión de complemento circunstancial sino de sujeto, y cuando falla el sujeto la frase carece de congruencia, coherencia, cohesión o significado.
Y es entonces cuando todo revienta y la onda expansiva salpica hasta al más previsor, cuando se entrecruzan titulares y exclusivas y cuando hay que hacer acopio de humildad o, en su caso, de supuestos malentendidos y frases sacadas de contexto. Es difícil, sin duda, pero que ha sido buscado es evidente y, por tanto, inevitable hacerlo frente y cargar ahora con la culpa del error y el daño causado.
Es tarde ya para pedir perdón.












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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


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