sábado, 30 de agosto de 2014

Some people are worth melting for


Mesa servida y aunque los platos no sean de la mejor calidad posible sí están llenos de bromas internas personales. Postre preparado aunque la presentación haya ido a peor a medida que avanzaban los segundos en una cuenta atrás de tediosa espera. Atuendo preparado aunque el agua de la ducha se haya llevado consigo las ganas de disfrutar de la noche y el pelo caracolee alrededor del rostro en indomables rizos que da pereza peinar. Y película en marcha, aunque no sea acorde a la edad de la que decimos presumir, aunque sea de animación, el argumento peque de sencillo y los chistes que oculte sean para niños. Al final no es la perfección lo que se busca y la cena improvisada merece la risa compartida y el brindis de vino blanco cuya botella perecerá olvidada en la nevera. El postre, aunque deshecho, se ganará las fotografías que lo inmortalicen entre cariño y sonrisas cómplices. La noche de fiesta será parte del olvido sustituida por una cómoda charla en el sofá con llamadas inesperadas como aderezo. Y la película te recuerda que hay gente, especialmente la que está en esa habitación, que más allá de todo lo que pueda pasar, por la que merece la pena derretirse.












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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


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