sábado, 31 de mayo de 2014

Entre velocidades de disparo y ruinas romanas


Atardece entre nubes que descargan lluvia sobre una ciudad tan eterna como el tiempo en la cual descansan restos de civilizaciones tan antiguas como recordadas. La imagen parece retratada en blanco y negro a la espera bajo un soportal frente a una tienda de reja bajada. Y así, entre la monocromidad del ambiente y los transeúntes que caminan con la cabeza gacha, ellos se dan la mano y rompen a correr como si pudiesen escabullirse entre las gotas que les caen encima, camino del acueducto con la reflex en la mano y una sonrisa en el rostro.

Los rizos caracolean enmarcando su rostro cuando suben a lo alto de la escalinata, del maquillaje de por la mañana apenas queda un recuerdo difuminado y los pies parecen aun no acostumbrarse a esas zapatillas nuevas mientras trastea entre botones fingiendo que sabe como dar con la configuración perfecta para la foto que tiene en mente.
La capucha amarilla de la sudadera se recorta contra el cuero sintético y de aspecto gastado de la cazadora color caramelo. Los músculos trabajados de su espalda se delinean al apoyarse sobre la barandilla de piedra en una pose de estudiada ausencia, y la mirada se le pierde más allá del conjunto de piedras que conforman aquel impresionante monumento. Sonríe travieso a sabiendas de que, tras él, se prepara una fotografía.

Disfrutan entre paseos por esas calles al encuentro de una nueva fotografía, una cerveza distinta o simplemente un nuevo lugar donde descansar. Caminan dados de la mano y de vez en cuando el camino se detiene cuando él la atrae y la besa sin poder contener una sonrisa. Son felices y, al contrario de la creencia popular que dice que el amor dura dos años, siguen enamorados.












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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


viernes, 30 de mayo de 2014

Un nuevo punto y a parte.


Y de nuevo es momento de cerrar una nueva etapa y algo en mí siente cierto vacío pues esto es parte de lo que soy, lo que se me da bien y lo que disfruto como una niña más. Pero no es motivo para caras tristes, al contrario, pues ese grupo de niñas que avanza cogidas del brazo me han dado la oportunidad de verlas crecer viernes a viernes, haciéndose poco a poco conscientes de que hay un mundo más allá de sí mismas. Una realidad que rompía con aquella que había vivido los pasados dos años, un grupo nuevo que tenía muy difícil alcanzar la perfección del grupo de los dos últimos años, y aun así han sabido estar a la altura dentro de ser niñas de 12 años; un grupo con un potencial inmenso a explotar si tengo la ocasión de seguir con ellas el año que viene.
El futuro es incierto pues, aunque por un lado me daría mucha pena tener que renunciar a ellas, por otro lo estoy deseando siempre y cuando eso signifique trabajo en aula. Veremos lo que depara el septiembre que viene, por el momento simplemente las veo alejarse, saludando a todo aquel con el que se cruzan por la calle como un juego inocente y simple. Y es que, a fin de cuentas, solo son niñas.












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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


domingo, 25 de mayo de 2014

Rosa perla


La rosa es por excelencia el símbolo del amor. Del amor salvaje y pasional, del amor inocente y puro, del amor dulce e infantil. Icono sagrado de deidades y símbolo adorado por artistas y poetas. Y hablando de amor hoy toda atención se centra en algo tan sencillo como una fecha y tan complejo a la vez como un aniversario.
Y es que no resulta indiferente volver la vista atrás y darse cuenta de cuanto queda tras nuestros pasos, lo alargada que se antoja nuestra sombra y el camino que aun le queda por delante.

Dos años de rosas rojas, pétalos esparcidos sobre la cama deshecha con las sábanas arremolinadas sobre el suelo y la almohada descolocada. Tiempo de calor, pasión y besos que se muerden los labios.
Dos años de pétalos azules que traen consigo nuevas posibilidades, nuevos retos y el deseo de probar de nuevo a ver si realmente nuestra historia tiene futuro.
Tiempo de pétalos rosáceos y respeto aun incluso con kilómetros de distancia entre los dos. Admiración sostenida en las notas de cada nuevo logro alcanzado y cada detalle nuevo descubierto.
Dos años de rosas blancas. Instantes de cariño y miradas cómplices acompañadas de una sonrisa, paseos donde las manos sin querer se entrelazan y el destino del viaje deja de importar. Tiempo de pureza e inocencia.
Tiempo de rosas amarillas. De amistad previa y posterior. De confianza mutua y a veces, también por qué no, de orgullo rebeldía y enfado. Pues de los enfados vienen las mejores reconciliaciones.

Tiempo de belleza, de pasión exaltada, de instantes compartidos y amor regalado. Tiempo que tan sólo marca el principio de una larga carrera.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


sábado, 24 de mayo de 2014

¿Cómo no te voy a querer?


Nervios que se dejan sentir en el ambiente, burbujeando en una copa de cava, hondeando con cada brisa colgada en la ventana o taconeando con histeria sobre el suelo de parqué. El tiempo que pasa ora demasiado lento ora con demasiada velocidad, rasgando sin piedad las vestiduras de cualquier esperanza de ver el esférico clavado contra la portería rival, volviendo hiriente ese gol en contra brillando entre flashes en el marcador.
El tiempo reglamentario se cumple, solo quedan por delante el tiempo añadido que se torna en un deseo casi angustioso pues apenas se encuentran resquicios de la capacidad de creer. Es entonces cuando, en un último aliento, de un salto él se alza y su cabeza remata con furia contra el balón bombeado cambiando por completo su trayectoria. Se desliza con certeza entre las manos del portero y la mirada de todo aquel que pudo presenciar ese momento hasta verse detenido contra la red y caer sobre el césped mullido.
Medio Madrid rompió en un grito de rabia, saltando desde asientos de resignación y tristeza. El otro medio agachó la cabeza y 'encorchó' la botella descorchada con demasiada antelación.
Tras ese caerían tres más y lo que parecía ser una noche lúgubre en Concha Espina se tornó blanco y música en Cibeles cuando la Décima llegó al fin a casa.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


viernes, 23 de mayo de 2014

Efímera memoria


Cinismo, victimismo y afán de protagonismo suelen ir habitualmente dados de la mano. Esa necesidad visceral por ser el centro de atención de tantos ojos como sea posible y objeto de admiración y deseo de cuantos son conocidos se torna en firme creencia de que el mundo se torna en contra de uno, incapaz de valorar como es de merecer las virtudes albergadas. Y ese creerse víctima de una sociedad injusta se torna en firme justificación demagógica de actos que bien valdrían un juicio severo.
Y así es como se llega a ser una persona tan Sola y triste que ha de ir mendigando atención selectiva y cosechando decepciones pues la gente, por lo general, aunque suele ser lo suficientemente noble como para aceptar a quien pide ayuda no es tan tonta como para someterse a los caprichos de quién la exige.
Una pena.












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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


miércoles, 21 de mayo de 2014

Veintiuno y suman veinticinco




Relegada a un tímido segundo plano Alicia se limitó a observar a aquella extraña pareja que parecía envuelta por un halo de pasado que ella desconocía. Combinaban bien, como dos melodías que, aunque distintas, sonaban armónicas juntas, como si se protegiesen la una a la otra.

Él parecía la viva imagen del éxito enfundado en un traje de chaqueta gris y corbata azul marino, aunque la americana la hubiese dejado sobre una de las dos barras que enmarcaban la entrada al patio de butacas y llevase las mangas de la camisa remangadas hasta los codos. Su piel morena destacaba contra el blanco de la tela en un contraste sumamente atractivo. Todo en él, a decir verdad, parecía oscuro. Su pelo del color del ébano bien peinado, liso y algo más largo que de costumbre, su tez morena, sus ojos como topacios con el mismo brillo lleno de misterio. Sólo su sonrisa daba luz a aquella imagen que parecía llena de secretos.

Ella en cambio irradiaba el brillo de quién está viviendo un sueño, resultaba difícil escapar del hechizo que la rodeaba, con su sonrisa eterna y su imagen desenfadada.

Y un día de pronto, a instante perdido y tiempo pasado, descubres que ese día en el que hay un pensamiento, aunque sea uno solo, que va hacia esa otra persona se ha esfumado del calendario sin tú siquiera acordarte en el momento. No sé si será cosa de que el tiempo pasa y ya el corazón no se acelera si el destino nos cruza en un vagón. Si será que todos crecemos y lo que antaño fue importante se torna minucias. O si sencillamente es que no tengo la cabeza muy puesta en la realidad ahora mismo. 
Sea como fuere la cuestión es que a mi calendario se le ha perdido una fecha, espero que mi deuda quedase saldada en un entonces lejano en el que una pizarra decorada llenó de bochorno a ese espíritu joven.


#25












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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


martes, 20 de mayo de 2014

35M *


Entre apuntes de tendencias británicas con algún deje propio de tierras americanas dejo volar mi mente para dar respuesta a posibles preguntas a formular en ese día determinante que parece que se acerca como un tren sin frenos que nadie puede detener. Como un entrenamiento improvisado cuya efectividad ignoro las palabras acuden a la mente construyendo la respuesta a preguntas en absurdo creciente. Entre tedio afilado y cansancio acumulado la situación parece carecer de cualquier atisbo de mejora hasta que de pronto aparece entre la bruma de cuestiones insulsas una pregunta que si capta por entero la atención.
Al pensar en la persona que, hasta la fecha, más ha marcado mi vida no puedo sino recordar aquella situación por la que parece no pasar el tiempo aunque la cifra que señala cada veinte de cada mes vaya creciendo paulatinamente hasta resultar por completo abrumadora. Las palabras, aunque en otra lengua, parecen fluir solas dándole a la "manzana de mis ojos" el memorial que merece aun incluso en algo tan nimio como lo que me espera en cuestión de semanas. Y de pronto me doy cuenta de que va a salir bien, y si me permiten mencionarle saldrá aun incluso mejor.





domingo, 18 de mayo de 2014

Manías y caprichos


Carezco de mala intención o del deseo de dejar escapar sapos y culebras con respecto a determinadas situaciones pues, en realidad, ni siquiera sé por qué me sorprenden lo más mínimo. Cada cual con sus manías y con su forma de quererlas encubrir, pues nunca a nadie le ha resultado sencillo el decir claramente que a determinados sitios y con determinadas gentes no se quiere ir. Y pensándolo con honestidad, a mí también me ocurría cuando por un polvo concreto la noche seguía el rumbo que marcaban los pasitos del gallito del corral. La incomodidad quedaba patente aunque, quizá la diferencia, es que algunos tenemos algo más de deferencia y sabemos disimular; eso o que nuestro sentido de la orientación está algo más pulido y no nos perdemos para llegar a la boca de metro situada exactamente a dos manzanas en linea recta descendente.
Supongo que cada cual tiene su manera de librarse de situaciones poco atractivas, yo lo único que pido es que, si es posible, no me tomen el pelo.












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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


martes, 13 de mayo de 2014

Estrella se inventa que vuelve a ser ella


La luz brillaba tenue, escapando de los apliques del techo en negro llenando de un brillo misterioso el azul de las paredes y el tono bronce de la gastada barra del bar. Sentada sobre un viejo taburete de tapizado roído la camarera se entretenía secando con un paño limpio el grueso borde de un vaso de cristal de propaganda cervecera. Las persianas de las ventanas estaban bajadas, tan sólo la puerta permanecía entreabierta dejando entrar los gritos de los niños que jugaban fuera, gritos que quedaban amortiguados al empezar cada canción que llenaba el bar.
Cerró los ojos y una sonrisa surcó su rostro juvenil y fresco cuando esa canción que tanto le gustaba empezó a sonar por sorpresa. Dejó el vaso sobre la barra, con el paño apoyado sobre él, subió el volumen hasta ensordecer hasta sus propios pensamientos y de un brinco pasó por encima de la barra hasta la amplia superficie del bar, surcada de taburetes y mesas altas.
El mundo a su alrededor desapareció conforme sus pies captaron el ritmo, las notas marcaban el bamboleo suave de sus caderas al principio, que se tornó desenfadado y absurdo al romper la guitarra el tempo, y su melena sedosa y poblada en tonos cobrizos voló en trazos irregulares cubriéndole el rostro donde nada podía borrar la sonrisa mientras entonaba la letra de la conocida canción.

Él se apoyó en la puerta entreabierta del viejo bar donde el día anterior sus amigos y él habían acabado por casualidad. Precisamente ese mismo bar que tanto frecuentaban sus padres y que regentaba un viejo amigo de la familia. El mismo que daba trabajo a esa camarera de genio endiablado que se había reído de ellos la noche anterior y que se encontraba en ese preciso instante ante él, bailando con menos ritmo que vergüenza, ajena a cualquier mirada indiscreta.
Cantó el cantante su última frase en un grito ronco sin apenas entonación y él rompió el silencio en un aplauso de palmadas lentas, movimiento marcado y una sonrisa que no pretendía en absoluto resultar burlona.
Ella se detuvo en seco y el color ascendió a sus mejillas haciéndolas brillar entre la luz tenue del bar. Escrutó su rostro reconociéndole al instante y recordando la noche anterior y a ese grupo de idiotas que se habían pasado de listos. Cruzó los brazos a la defensiva e incapaz de quedarse quita se volvió y pasó por debajo de la parte abatible de la barra volviendo a su sitio natural en ese bar, el sitio donde se sentía cómoda y capaz, el sitio desde el cual podía señalarle el camino hacia la salida sin el menor miramiento.
Y él sencillamente amplió la sonrisa, por completo conquistado por la fuerza de aquella chica, como una marea embravecida, tan impredecible como arrebatadora. Atrapado por la sencillez y naturalidad que apenas podía esconder detrás de esa pose osca. Cautivado por la chispa de inteligencia brillando en esos dos ojos verdes almendrados que parecían desaparecer si sonreía.












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viernes, 9 de mayo de 2014

Sencillo, simple y a veces hasta tonto


Es difícil creer que de las redes sociales pueda salir algo bueno. No son sino un nido de falsas apariencias, recopilación de instantes que se pintan de grandeza aun a pesar de tener un trasfondo bastante pobre, la vorágine que nos lleva a querer compartir hasta el más necio de los pensamientos como si al mundo mundano pudiese llegar a interesarle, el afán incorregible e incontrolable por aparentar que somos la realidad que nunca llegaremos a alcanzar; posturear me han dicho que se llama.
Y un día una herramienta tan falsa te enseña la cara oculta de su moneda cuando acepta verse dominada por la infancia; una infancia terriblemente comercial, sin duda, pero infancia a fin de cuentas. Es entonces cuando germinan como las rosas en un rosal cientos de imágenes de rasgos dulces, igual de glucosa prefabricada, Disney copa cualquier protagonismo y hasta el peor de los días es capaz de esbozar una sonrisa culpable.
A veces es divertido dejarnos llevar por detalles tontos y ponerle una pizca de inocencia al día.












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jueves, 8 de mayo de 2014

Retomando viejas costumbres


Amanece Madrid con la sensación de que algún detalle es diferente, con la sensación de que algo en su superficie ha cambiado, con la sensación de que en cuestión de horas algo ya no es lo que era. Supongo que Madrid amanece con esa sensación diariamente, con aviones que surcan su cielo a cada minuto, con cambios de rumbo y retornos a casa simultáneos. Y hoy es mi Madrid el que cambia, es mi hogar el que recibe de vuelta algo de lo que perdió y mi realidad la que se completa un poquito.
No durará, porque nunca dura, porque mis lazos están aquí pero los lazos de otros están más allá del mar surcando el cielo en avión. No durará porque con el tiempo las tildes se pondrán sobre otras situaciones y otros retornos y estas distancias que hoy se notan tanto quedarán difuminadas en el recuerdo.
Pero mientras dure estoy contenta, porque parte de mi infancia ha vuelto, porque mis amigas vuelven a juntarse en un mismo punto, porque los recuerdos vuelven de nuevo a sumarse en lugar de quedarse latentes, porque el vacío de este año se vuelve a llenar un poquito.

¡Buenos días Madrid!












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miércoles, 7 de mayo de 2014

Cuenta atrás en 3, 2, 1...


Ya podrían las cartas de navegación, allá por 1492 haber sido un pelín más precisas señalando hacia el norte. Es decir, que ya podría gustarnos un pelín menos aquello del sol y un pelín más la nada desechable idea de hacer gala de un idioma hablado a nivel internacional all over the world.
Honestamente, me libraría a mí del molesto pensamiento que ronda la parte de atrás de mi cabeza cada vez que la palabra examen cruza mis oídos y es que me queda un mes escaso antes de histerizar a niveles jamás sospechados delante de un eterno examen que más que inglés se me antojará chino. ¡Y ojo! nada de chino mandarín occidentalizado no, ¡el chino como dialecto de algún pueblecito arrocero del interior perdido en toda la extensión del maldito imperio!
Que maldito el momento en el que a la consejería de educación de la Comunidad de Madrid se le ocurrió la brillante idea de instaurar el bilingüísmo como sinónimo de educación de calidad, como si nuestros alumnos pasados, presentes y futuros, dominasen el español siquiera... ¡¡del inglés ni hablamos!!
Y en estas estoy yo, que le hablo inglés hasta al gato aunque por su cara no parece entenderme del todo. Y es que no me entiendo ni yo misma con la mezcla de significantes que rebotan de lado a lado en mi cabeza impidiéndome llevar a cabo el súmmum del lenguaje... ¡que ya ni me comunico vamos!












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lunes, 5 de mayo de 2014

Prueba final


Última batalla antes de la guerra. Último ensayo antes del estreno. Último boceto antes de enfrentarse al lienzo. Último esbozo antes del auténtico reto.
Y aun a pesar de que con el tiempo miraras hacia atrás y te darás cuenta de que no fue para tanto, incluso te preguntarás como en su momento pudo resultar mínimamente complejo teniendo en cuenta los retos a los que la vida te enfrenta a medida que vas cumpliendo etapas, hoy por hoy es importante.
Es el último empujón, el último arrebato de rabia y de horas invertidas, el último instante de infancia antes de que quede definitivamente atrás y el papeleo se adueñe de tus días.
La cuestión es si será un éxito o un desastre. Veremos...











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domingo, 4 de mayo de 2014

Tonto el que no entienda...


Y cuenta la leyenda que una noche de invierno en una tierra lejana una hermosa gitana alzó la mirada anhelante al cielo rogándole a la luna que escuchase su llanto desolador. En su corazón ardía el deseo de captar la mirada de un joven calé.
La luna volvió la mirada a su ruego, escuchó la petición sin apenas darle importancia pues las minucias del amor humano apenas podían captar ligeramente su interés.
El cielo empezó a teñirse de añil y dorado, anunciando la llegada del astro rey, contando los instantes que le quedaban a la luna para reinar sobre las estrellas. Con su luz iluminó la figura arrodillada acariciando con su magia la piel de la gitana, cambiando su suerte y concediéndole lo que tantas noches le había suplicado.
Pero la mujer de plata traía consigo una única condición que debía cumplirse si la gitana quería quedarse con su hombre. En su helado corazón se escondía también un anhelo secreto que a nadie se había atrevido a mencionar. Le hizo jurar a la gitana, justo en los albores del día, que nueve meses después traería al monte a su primogénito y se lo entregaría entre mantas de lino pues él sería, de piel clara y ojos color aceituna, el hijo de la luna.
Es por eso que cuentan los ancestros, que cuando la luna mengua es para acunar al niño y calmar su llanto en la noche oscura.

Hasta la luna, el primer domingo de mayo, quiere ser madre y que sea su día.











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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura