viernes, 9 de mayo de 2014

Sencillo, simple y a veces hasta tonto


Es difícil creer que de las redes sociales pueda salir algo bueno. No son sino un nido de falsas apariencias, recopilación de instantes que se pintan de grandeza aun a pesar de tener un trasfondo bastante pobre, la vorágine que nos lleva a querer compartir hasta el más necio de los pensamientos como si al mundo mundano pudiese llegar a interesarle, el afán incorregible e incontrolable por aparentar que somos la realidad que nunca llegaremos a alcanzar; posturear me han dicho que se llama.
Y un día una herramienta tan falsa te enseña la cara oculta de su moneda cuando acepta verse dominada por la infancia; una infancia terriblemente comercial, sin duda, pero infancia a fin de cuentas. Es entonces cuando germinan como las rosas en un rosal cientos de imágenes de rasgos dulces, igual de glucosa prefabricada, Disney copa cualquier protagonismo y hasta el peor de los días es capaz de esbozar una sonrisa culpable.
A veces es divertido dejarnos llevar por detalles tontos y ponerle una pizca de inocencia al día.












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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


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