Entre apuntes de tendencias británicas con algún deje propio de tierras americanas dejo volar mi mente para dar respuesta a posibles preguntas a formular en ese día determinante que parece que se acerca como un tren sin frenos que nadie puede detener. Como un entrenamiento improvisado cuya efectividad ignoro las palabras acuden a la mente construyendo la respuesta a preguntas en absurdo creciente. Entre tedio afilado y cansancio acumulado la situación parece carecer de cualquier atisbo de mejora hasta que de pronto aparece entre la bruma de cuestiones insulsas una pregunta que si capta por entero la atención.
Al pensar en la persona que, hasta la fecha, más ha marcado mi vida no puedo sino recordar aquella situación por la que parece no pasar el tiempo aunque la cifra que señala cada veinte de cada mes vaya creciendo paulatinamente hasta resultar por completo abrumadora. Las palabras, aunque en otra lengua, parecen fluir solas dándole a la "manzana de mis ojos" el memorial que merece aun incluso en algo tan nimio como lo que me espera en cuestión de semanas. Y de pronto me doy cuenta de que va a salir bien, y si me permiten mencionarle saldrá aun incluso mejor.
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