domingo, 14 de septiembre de 2014

Deja que te guíe siempre a lo más alto


Y que por más que pase el tiempo siga sabiendo arrancarme esa sonrisa única de admiración y satisfacción que él y tan sólo él es capaz de lograr en cualquier mañana de domingo. Aunque sea sentada sola en un sofá que no es el mío, aunque sea bajo régimen de contención para no alarmar a vecinos ajenos o no ganarme miradas de incomprensión que llegan desde la cocina donde los hay que se afanan en cuidarme con mimo.
Hacía un año que el mundo del motociclismo no disfrutaba de su gran sonrisa en lo alto del podio, hacía un año que no le veíamos cruzar la meta en primer lugar entre vítores y aplausos. Hacía un año que la grada no rugía a su paso en cada curva. Y hoy por fin, un año después, y en ese trazado que se ha vuelto tan especial con el tiempo, en casa y con ese amigo eterno fundido en alas a su espalda, se ha alzado por encima de los demás para conquistar lo más alto de ese podio donde tan sólo caben tres.
Resulta admirable, mágico en toda su esencia, como consigue después de tantos años, de tantos títulos, y de tanto como ha demostrado; seguir emocionándose con cada victoria como si se tratase de un principiante más que llega por vez primera al corralito de la máxima categoría.

Sin duda alguna él y tan sólo él es y será el rey. Los demás meros príncipes con aspiraciones al título.












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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


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