jueves, 27 de noviembre de 2014

Por debajo de la mesa


Parece atenta, siempre a la escucha de aquello que queda por contar, planear u organizar. El trabajo se amontona a medida que la vorágine de la evaluación se va acercando sigilosamente, los controles quedan pendientes de preparación, los alumnos a expensas de entender lo que significa que se evalúen los contenidos y razonamientos adquiridos, los proyectos futuros se empiezan a esbozar en la mente docente antes de rubricar el final de los tres proyectos presentes. Las reuniones se suceden martes tras martes sumergidas entre el devenir de los últimos acontecimientos que resultan en cierto modo tensos y la Navidad llega como un huracán cargado de fuerza. Además las cervezas se vuelven en cierto modo una constante salvacional que hace más llevadera la tensión de los últimos arreglos previos al broche final del año.
Todo queda envuelto en ese halo de tensión y trabajo y ella parece inmersa en esa atmósfera de actividad. Pero en realidad, para el buen observador, no pasa desapercibida una sonrisa contenida cuando una caricia distraída atrapa su mano por debajo de la mesa.












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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura


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