Y tal día como hoy cuando miro sobre el hombro a aquello que hemos vivido y te recuerdo en aquel entonces, brillando en vergüenza en chaleco y camisa ante un público selecto y en un discurso improvisado, me doy cuenta de que nada queda ya en ti de aquel chico.
Tal día como hoy veo que eres ya todo un hombre perfectamente capaz de caminar hacia delante sin la ayuda de nadie. Ya no te hace falta rodearte de un grupo de colegas que te den la seguridad para adentrarte en la vorágine que supone atreverse a buscar a alguien de quién enamorarse. Ya no te hace falta voces que se apiaden de ti por ejercer tan enorme responsabilidad como es trabajar pues has aprendido a que el trabajo es solo eso, trabajo, y no hay que llevárselo a casa. Ya no te hace falta conseguir la atención de los ojos que acompañan al rostro bonito del lugar pues has aprendido a sacarte el mejor partido, coqueto en su justa medida, presumido hasta resultar hasta tierno.
Sin duda alguna has crecido, En edad por descontado, pero también en responsabilidad, madurez, carisma y estilo. Quizá también en manías y caprichos pero supongo que al final eso nos acaba pasando a todos. Ya no necesitas a nadie para valerte y valorarte, tu mismo eres todo cuanto puedas necesitar y lo que decidas poner a tu lado será siempre para ayudarte a ser un poquito mejor.
Disfruta de tu día, de tu nueva cifra y de la gran persona que estás empezando a ser.
Te quiero.
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Préstame tus fuerzas, dame tu ternura
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